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28 de junio de 2023

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA EXTREMA DE RUSIA?...


...El análisis freudiano ofrece una respuesta.

por Peter Pomerantsev


La voladura de una presa en Ucrania se hace eco de un ciclo tradicional de destrucción y autodestrucción que marca la historia de Rusia.

Debajo del barniz de las "tácticas" militares rusas, se nota la estúpida mirada impúdica de la destrucción por el simple hecho de hacerlo. El Kremlin no puede crear, así que todo lo que le queda por hacer es destruir. No es una manera de pseudo-gloriosa auto inmolación. Las personas detrás de estas atrocidades son cobardes pequeños. Es más bien la historia de un perdedor untando sus heces sobre la vida. En las guerras de Rusia, la misma insensatez parece ser el sentido de los hechos.


Después de las ejecuciones masivas "incidentales" en Bucha; después del bombardeo de las salas de maternidad en Mariupol; después de la destrucción de ciudades enteras en Donbas; después de las cámaras de tortura de los niños, los misiles destinados a helar a los civiles hasta la muerte en pleno invierno, ahora tenemos la vista apocalíptica de las aguas del vasto Dnipro. Un río que, cuando estás en él puedes sentirlo tan ancho como un mar, estalló a través de la presa destruida en Kakhovka. El embalse detrás de ella contenía tanta agua como el Gran Lago Salado en Utah. Su destrucción ya ha sumergido asentamientos donde viven más de 40,000 personas. Ha acabado con santuarios de animales y con reservas naturales. Diezmará la agricultura en la cesta de pan que es Ucrania. La cual  alimenta a gran parte del mundo, sobre todo en el Oriente Medio y África. Al genocidio ruso se le suma el ecocidio.


La presa había sido controlada por Rusia durante más de un año. Desde octubre del año 2022, el gobierno ucraniano ha estado advirtiendo que Rusia tenía planes de destruirla. 

Los sismólogos en Noruega han confirmado que las explosiones masivas, como las ocurridas en el lugar, indican que no fue una ruptura accidental. Provinieron de la presa del embalse en la noche de su destrucción.

Algunos comentadores, incluida la personalidad mediática estadounidense pro-Putin, Tucker Carlson, argumentaron que Rusia no podría estar detrás de la devastación, dado que el daño se ha extendido a los territorios controlados por esa nación, lo cual podría restringir el suministro de agua a Crimea. 

Pero si "Rusia no dañaría a su propio pueblo" es su argumento, entonces éste es uno que no sostiene mucha agua (perdónenme por el torpe juego de palabras). Una de las citas menos precisas sobre Rusia es la siguiente frase de Winston Churchill: “Es un acertijo (Rusia) envuelto en un misterio dentro de un enigma, pero tal vez haya una clave en ello. La clave es el interés nacional ruso”. El comentario hace que suene como si Rusia estuviera impulsada por la elección de alguna teoría racional. Cuando en realidad, siglo tras siglo, parece ocurrir todo lo contrario.


Pocos han captado tan bien, los ciclos rusos de autodestrucción y destrucción de otros, como la crítica literaria ucraniana Tetyana Ogarkova. En su nueva reformulación de la novela clásica rusa Crimen y castigo de Fyodor Dostoievski (una novela sobre un asesino que mata simplemente porque puede), Ogarkova llama a Rusia una cultura en la que hay "crimen sin castigo y castigo sin crimen". El poderoso asesina con impunidad: las víctimas son castigadas sin razón. 

Cuando no está llevando ayuda humanitaria al frente de la guerra, Ogarkova conduce un podcast junto con su esposo, el filósofo Volodymyr Yermolenko. Este podcast es notable por mostrar a dos personas pensando tranquilamente bajo un bombardeo diario. Me recuerda a filósofos judíos alemanes como Walter Benjamin, quien siguió escribiendo con lucidez incluso cuando huía de los nazis. Mientras intentan dar sentido al mal que se cierne sobre su país, Ogarkova y Yermolenko notan la diferencia entre Hitler y Stalin: mientras que los nazis tenían algunas reglas sobre a quienes castigaban (no arios; comunistas); en el terror de Stalin, cualquiera podía ser víctima y en cualquier momento. Violencia al azar recorre la historia rusa. 


Reaccionando a cómo la Rusia de Vladimir Putin cambia constantemente sus razones para invadir Ucrania: desde la "desnazificación" hasta la "recuperación de tierras históricas" y la "expansión de la OTAN", Ogarkova y Yermolenko deciden que la naturaleza brutal de la invasión es su esencia: los crímenes de guerra son el punto. 

Rusia afirma ser un "polo" poderoso en el mundo para equilibrar a Occidente. Pero no ha logrado crear un modelo político exitoso al que otros quieran unirse. 

 Así que no tiene nada más que ofrecer excepto arrastrar a  todos a sus propias profundidades 

"¿Cómo te atreves a vivir así?", decía un grafiti resentido de los soldados rusos en Bucha. “¿De qué sirve el mundo cuando no hay lugar para Rusia en él?”, se queja Putin. Después de que se destruyera la represa en Kakhovka, el general Dobruzhinsky alardeó en un popular programa de entrevistas ruso: “También deberíamos volar el depósito de agua de Kiev”. "¿Por qué?" preguntó el anfitrión. “Solo para mostrarles”. Pero, como exploran Ogarkova y Yermolenko, los rusos también envían a sus soldados a morir sin sentido en la picadora de carne del Donbas, dejando sus cuerpos sin recoger en el campo de batalla, sin informar a sus familiares de su muerte para evitar pagarles. En la televisión, los presentadores alaban que “nadie sabe morir como nosotros”. Mientras tanto, las autoridades están abandonando a los aldeanos del lado del río ocupado por los rusos. Ser “liberado” por Rusia significa unirse a su imperio de humillación.


¿De dónde viene este impulso de aniquilamiento? En 1912, la psicoanalista ruso-judía Sabina Spielrein, que fue asesinada por los nazis, mientras que sus tres hermanos fueron asesinados por el terror de Stalin, planteó por primera vez la idea de que las personas se sentían atraídas tanto por la muerte como por la vida. Se basó en temas de la literatura y el folclore rusos para su teoría del impulso o tendencias de muerte. El fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, primero encontró sus ideas demasiado morbosas. Pero llegó a estar de acuerdo con ella después de la Primera Guerra Mundial. El deseo de muerte era el deseo de dejar a un lado la responsabilidad, la carga de la individualidad, la elección, la libertad y hundirse de nuevo en la materia inorgánica. Simplemente rendirse. En una cultura como la rusa, donde es común evitar enfrentarse al oscuro pasado con todas sus complejas redes de culpa y responsabilidad, tal olvido puede ser especialmente seductor.


Pero Rusia también está enviando un mensaje similar a los ucranianos, y sus aliados con estos actos de destrucción bíblica ultra-violenta: ríndete ante nuestra inmensidad, rinde tu lucha. Y a pesar de todas las derrotas militares de Rusia y la fragilidad socioeconómica real, esta propaganda de hecho aún puede funcionar.

La reacción en el oeste a la explosión de la presa ha sido extrañamente silenciada. Los ucranianos están organizando notables operaciones de rescate, mientras que Rusia continúa bombardeando ciudades semi-sumergidas; pero los primeros lo están haciendo más o menos solos. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, se ha mostrado desconcertado por el “apoyo cero” de organizaciones internacionales como la ONU y la Cruz Roja.


En parte, la relativa falta de apoyo tal vez se deba a que la gente se siente impotente ante algo tan inmenso como esas escenas al estilo Cecil B DeMille, de ríos gigantes desbordándose explosivamente. Es la misma impotencia que sienten algunos ante la crisis climática. Es apropiado que la respuesta más fuerte al ecocidio de Rusia no proviniera de los gobiernos sino de la activista climática Greta Thunberg, quien claramente culpó a Rusia de lo que sucedió y exigió que rindiera cuentas. Pero apenas ha habido un atisbo de los gobiernos occidentales o de la ONU.


Impulsar el extraño atractivo de la muerte, el olvido y simplemente darse por vencido es el gambito ruso. ¿Cuánta vida nos queda?


Peter Pomerantsev es el autor de Nada es verdad y todo es posible: Aventuras en la Rusia Moderna.



Tomado del periódico británico The Observer

Traducido del inglés al español por Oliverio Funes Leal






9 de junio de 2023

DE SABIDURÍA CAMPESINA # 2


 


   ! VA COMO El CERDO DE VALLADARES...

               ...BARRANCA ABAJO Y SIN FRENOS !


Estas viñetas DE LA SABIDURÍA CAMPESINA provienen de dichos y frases, transmitidas oralmente por miembros de la familia y amistades a través del tiempo, y cuyos contenidos se ajustan muy bien como desenlaces a hechos o situaciones personales, sociales, políticas, etcétera. 

Afortunadamente, he logrado encontrar para ellas algunas imágenes que las complementan.