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8 de abril de 2023

FOTÓGRAFO CUBANO HÉCTOR REYES REYES ASESINADO EN MÉXICO, AMIGOS BUSCAN JUSTICIA



Héctor Reyes Reyes


Por Octavio Nava - Periodistas Unidos

21 de marzo de2023


El asesinato de un Apátrida* 

En la madrugada del jueves 16 de marzo de 2023, el fotógrafo y periodista cubano Héctor Darío Reyes Reyes fue asesinado por asfixia por dos sujetos a los cuales les había brindado la posibilidad de quedarse por esa noche en su vivienda localizada en Sur125A con número 87 Colonia Cove de la Alcaldía Alvaro Obregón, como retribución a que le había conseguido trabajo momentáneo en un empresa de seguridad.

Héctor fue como muchos otros migrantes que se quedan varados en nuestro país ante las restricciones migratorias impuestas por la política anti inmigrante de los Estados Unidos, y que han convertido a México en un país donde muchos han encontrado la muerte, el robo y las vejaciones por parte del llamado crimen organizado, y por las mismas autoridades de los tres ordenes de gobierno.

El periodista cubano trato afanosamente por conseguir un trabajo acorde a su preparación y sus conocimientos. Se licenció como periodista en la Universidad de La Habana en el año 2009. Durante sus viajes, visitó más de 14 países, destacándose Moscú y Yakarta, y todos los que integran la América Latina. Estos últimos viajes los realizó a pie y mochila al hombro, sin recursos y con los cojones de la voluntad.

En su afán de conseguir capital para continuar sus viajes, que tenía como meta Alaska, trató de emplearse de diversas formas. Era muy impetuoso, pero sólo fue empleado en actividades eventuales de muy pocos ingresos, como eran los de limpieza o ayudantes de cocina, vigilante de unidades habitacionales o velador de fabricas en quiebra. No solo eran de mala paga, sino continuamente era tratado de manera discriminatoria por sus propios empleadores y compañeros de trabajo. Con un carácter fuerte, el periodista cubano no se dejaba, reclamaba sus derechos y era continuamente despedido, incluso sin pagarle los días laborados. Así me lo relato varias veces, – "¡carajo a mi se me respeta, yo doy y merezco respeto¡" afirmaba categórico.

Cabe destacar que durante su ultima travesía fue golpeado por militares mexicanos en la frontera de Ciudad Juárez. Fue allí donde perdió sus papeles originales, como era su acta de nacimiento, porque aquí en nuestro país siempre piden el acta de nacimiento como requisito para obtener la oportunidad de un empleo, hasta los de muy poca remuneración económica. Se quejaba constantemente, e innumerables veces visitó la embajada cubana para conseguir una acta de nacimiento, y que jamás obtuvo por su continua disidencia hacia el sistema de gobierno cubano actual. Esta situación lo llevó a una crisis de desesperación, angustia y depresión que agudizo su afición a la cerveza.



Héctor Reyes Reyes

Muchas veces lo encontré despertándose pasado el medio día. Charlábamos un poco, hacíamos café y tratábamos de burlarnos de nuestra suerte post-covid. Nos animábamos a continuar con nuevos proyectos encaminados a la fotografía, y se volvía a poner en pie para luchar contra la burocracia castro comunista, como él decía. Quería obtener la mentada acta de nacimiento, y de esa forma conseguir el tan necesario empleo que le proporcionará el capital necesario para cristalizar sus proyectos. Le brinde hospedaje en un estudio laboratorio que tenía durante algunos meses, pero tuve que desmantelarlo ante la imposibilidad de seguir pagando una renta debido la grave crisis económica que se padece actualmente.

Estaba obsesionado en la lucha por la democracia en su amada Cuba, y durante las protestas en la isla seguía feliz las transmisiones en las redes sociales. Emocionado me comentaba todo a detalle, escribía y difundía cuanto podía de estas protestas. Eran sus días más felices, le brillaban sus ojos porque vislumbraba un cambio social en la isla caribeña.

Esa noche fatídica, una mujer que pernoctaba en esa casa de huéspedes alertó a su novia de gritos y violencia en el lugar donde rentaban ambos. Ella solo se quedaba los fines de semana, razón por la cual no se encontraba ese jueves. Pero el mensaje de voz fue a dar al buzón, y su novia no lo escuchó hasta la mañana del viernes. Entonces acudió al lugar para ver que había sucedido la madrugada anterior.

De esta manera descubrió el cuerpo sin vida de Héctor, boca abajo y amoratado, el viernes 17 alrededor de las diez de la mañana, cuando llegó al inmueble alertada por el mensaje que le dejo su vecina Jacky. Esta mujer señala categóricamente que los presuntos asesinos se nombran Gabriel (desconoce su apellido) y Víctor Martínez. El administrador del lugar responde al nombre de Donovan.


Documentos legales emitidos por el gobierno mexicano


Documentos legales emitidos por el gobierno mexicano

Cabe destacar que entre las pertenencias que le sustrajeron al occiso está una computadora donde tiene sus archivos, información, crónicas, cuentos, poesía y escritos e investigaciones que estaba avocado en su trabajo cotidiano. Su celular también fue robado, y hasta el día lunes 20 de marzo continúa perdido y en manos de los presuntos responsables del ilícito. Este crimen no debe quedar impune como muchos otros que han ocurrido en nuestro país. Cabe destacar también que el periodista cubano ha sido doblemente victimizado al no tener su caso una investigación pronta y expedita. Además su cuerpo, a cinco días del crimen, aún no ha podido ser entregado a quien desea darle una sepultura digna y decorosa, con la argumentación de que al no haber familiares corre el riesgo de terminar en una fosa común.

Escribo este testimonio reclamando el pronto esclarecimiento de los hechos, la detención de los presuntos responsables de tan cobarde y atroz crimen. Hacemos responsables a las autoridades migratorias, así como a los encargados de la embajada cubana en México de no apoyar y garantizar las oportunidades necesarias de obtener documentos requeridos, y poder así conseguir un empleo digno para sus ciudadanos, quienes por carencias económicas tienen que arriesgar sus vidas y perderlas, como es el caso del periodista Héctor Reyes Reyes. 

Podemos señalar también el papel de las autoridades mexicanas, la Secretaria de Gobernación, al Instituto Nacional de Migración por expedir credenciales de residentes permanentes con nacionalidad Apátrida y un país XXA como consta en la credencial otorgada a Héctor Reyes Reyes expedida con fecha 06012022, y quien en la madrugada de un jueves se volviera el número de carpeta de investigación 102 por homicidio, ocurrido en la Ciudad Innovadora y de Derechos bajo la Administración de la Cuarta Transformación.



*Apátrida: 

Dicho de una persona: Que carece de nacionalidad

RAE (Real Academia Española)






5 de abril de 2023

¡ASHABUKY! - DE CÓMO LA EGOLATRÍA FORJA PELELES, DISIDENTES Y ENEMIGOS


Una vez leído el discurso manipulador del "Iluminado", !Oh¡, un ermitaño "invertido" que sobrevivió en grutas durante años, vociferó avivado:
¡ ASHABUKY !
La expresión reverberó continuamente en su caverna hasta escapar al exterior. Mientras, los intrigados y los intrigantes especulaban sobre el significado de la exclamación explosiva. 

 !Oh¡, aunque todavía en secretismo, les musitó liberado:
¿ASHABUKY?: ¡KARMA Y SORTILEGIO!


LA HISTORIA LO ABSOLVERÁ...Y LO ABSORBERÁ

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

 en la clausura del acto para  para conmemorar el VI aniversario del Asalto al Palacio Presidencial, celebrado en la escalinata de la Universidad de La Habana, el 13 de marzo de 1963.


Esta fecha que marca el momento de más alto heroísmo en la historia de nuestra universidad, y que es por eso un día que habrá de culminar siempre en un acto como el de hoy, con los estudiantes fundamentalmente, será una fecha de mayor importancia cada año.

No ocurrirá como en el pasado, en que las fechas gloriosas iban perdiendo emoción, iban perdiendo fuerza, en el vacío donde todo el esfuerzo de los que lucharon y de los que cayeron parecía perderse.

Esta fecha tendrá cada vez más y más fuerza, esencialmente porque aquel esfuerzo y aquel sacrificio no cayeron en el vacío, sino porque los frutos se verán florecer cada vez más y más. Y el futuro se encargará de demostrarnos esta verdad, porque el futuro será, cada vez más visiblemente, el futuro de nuestra juventud, el futuro de nuestros estudiantes. Y porque la patria será cada vez más y más una inmensa escuela, una inmensa universidad.

Y este espacio, este espacio que hoy se colma de jóvenes, no será ya bastante para dar cabida a nuestros estudiantes. Y por eso, será necesario hacer como se hizo. ¿Quiénes van al acto de la escalinata? ¿Cuáles becados van al acto de la escalinata, de nuestros becados no universitarios? (APLAUSOS). Pues los mejores estudiantes, los de mejor comportamiento, los de mejor expediente (APLAUSOS). Si alguno que no pertenece a esa categoría se coló por ahí, es bajo su responsabilidad exclusivamente.

Pero así fue como se resolvió el problema, porque ya es un problema el decidir quiénes pueden venir, porque todos no caben en esta escalinata. Y, entonces, se seleccionaron, por eso, a aquellos que tenían más méritos.

Y así, año por año, en que serán más y más los estudiantes, se reunirán en esta escalinata los más estudiosos y los de más méritos. Y un puesto aquí, aunque sea un puesto de pie, para conmemorar este día, para poder venir aquí, para tener el honor de estar aquí, habrá que ganarlo durante el año.

Nosotros, medio en broma, al comenzar este acto les decíamos a algunos compañeros: en nuestros tiempos no había tanto público en la escalinata; en nuestros tiempos de estudiantes, la escalinata muy pocas veces se llenaba.

Estas son las diferencias, las profundas y las visibles diferencias entre el pasado y el presente. Pero, sobre todo, hay que pensar y hay que mirar hacia el mañana. Nosotros, los revolucionarios, siempre pensamos en el mañana.

En ocasión reciente de hacer un recorrido por las áreas escolares de nuestra capital, comenzando por la escuela de enseñanza primaria de becados también, de Santa María del Mar, continuando por la ciudad escolar situada en el antiguo centro de Tarará (APLAUSOS)  — que parece que tienen su representación aquí en este acto, por lo que oigo —, y continuando después por distintos sitios, horas prácticamente recorriendo calles, observando los cambios en el comportamiento, en la disciplina, en la actitud, y hasta en la presencia física de nuestros estudiantes, le decía a un compañero que eso era como un recorrido por el futuro.

Un día como hoy, en un acto como este, hay que pensar sobre todo en el futuro, mirar hacia el futuro. Nosotros a veces nos preguntamos cuál será la visión panorámica de nuestros jóvenes; cuáles serán sus sentimientos un día como hoy; qué pensarán.

Recordando aquel respeto con que nosotros pensábamos siempre en nuestros mártires, en los hombres que dieron su vida por una causa, por la causa de nuestro país, de nuestro pueblo; recordando la historia, la historia desde las luchas por la independencia y las luchas en la república; y recordando aquel respeto que nos inspiraban a nosotros nuestros antecesores, nos hemos preguntado cuál será el sentimiento de nuestros jóvenes.

¿Es que acaso tendrán los jóvenes el sentimiento de que aquella lucha concluyó?  ¿Es que acaso tendrán el sentimiento de que las páginas más brillantes fueron ya escritas?  ¿De que lo más heroico y lo más meritorio ha sido ya realizado, y que no habrá para nuestros jóvenes el escenario, el combate donde probar su espíritu, donde probar sus cualidades de revolucionarios y de patriotas?  A veces nos preguntamos esto.  Y, sin embargo, quien creyera que ya está escrita la historia, quien creyera que no quedan por delante muchas páginas brillantes por escribir, estaría equivocado.  Porque quedan por delante de todos, y sobre todo quedan por delante de ustedes, muchas páginas que escribir todavía, mucho que luchar todavía, mucho que hacer todavía y mucho que crear todavía.

Se han librado unas cuantas batallas.  Pero las batallas que se libraron contra Batista y su camarilla, las batallas que se libraron contra sus esbirros y criminales, no eran todavía sino el comienzo de la Revolución.  Y no eran las batallas más difíciles; las batallas que se libran contra el imperialismo son más difíciles todavía.

Pero hay aun otra batalla todavía más difícil que esas batallas contra el imperialismo —y algunos se preguntarán qué batallas pueden ser esas—, y esa batalla es la batalla contra el pasado, contra el pasado y sus ideas reaccionarias, contra el pasado y sus hábitos nefastos, contra el pasado y sus vicios, contra el pasado y su sistema de privilegio, de explotación del hombre por el hombre, contra el pasado y las ideas, las ideas — repito —, las ideas que nos dejó; la manera de mirar las cosas, de mirar la vida, los conceptos egoístas; aquel nacer y crecer diferenciando siempre entre lo mío y lo tuyo, y el concepto de lo mío, lo mío, por encima de todos los demás; las ideas que se fueron asentando durante siglos prácticamente.

En las revoluciones las ideas tienen mucha importancia, porque luchan las clases y luchan las ideas de las clases.  Y los reaccionarios tratan de atraer a sus ideas el mayor número de personas posible; aprovechan, se valen de la influencia de las viejas ideas en las personas.  Y desde luego que son precisamente nuestros estudiantes universitarios y los de nuestras escuelas superiores de enseñanza, los que han de constituir la vanguardia en la técnica y también en la cultura y en las ideas.

Porque claro está que no se forjan aquí ya parásitos para la sociedad, sino trabajadores para la sociedad, servidores de la sociedad; no explotadores, sino trabajadores.  Y han de ser en cada centro de trabajo los de mente más amplia, cultura más vasta y comprensión más amplia y profunda.  Porque de la ignorancia se vale el enemigo, la ignorancia forma parte del pasado.

Cuando hablo de pasado y sus vicios pienso, sobre todo, entre tantos vicios, en la ignorancia.  Y esos son grandes aliados de los reaccionarios y de los imperialistas.

El año pasado, en esta fecha, se presentaron las circunstancias que me obligaron a hacer una crítica por la supresión de una invocación a Dios en el Testamento de Echeverría.  Con toda honradez, con toda sinceridad, que debe ser la honradez y la sinceridad de los revolucionarios, hice aquella crítica, juzgando erróneo y no revolucionario aquel acto.  Los compañeros comprendieron la crítica y reconocieron el error.

Hoy voy a hablar de otros que, invocando a Dios, quieren hacer contrarrevolución (APLAUSOS).

Y esto está relacionado con lo que hablábamos de la batalla más difícil de todas, que era la batalla contra el pasado, y cómo ese pasado trata de gravitar por todos los medios posibles, y cómo los reaccionarios se valen de todos los medios posibles, y cómo los imperialistas, esos monstruos sin entrañas, porque no les interesa más que la cantidad de oro que puedan acumular día a día, mes a mes y año por año; porque a ningún imperialista, a ningún capitalista, a ningún explotador le interesa otra cosa —y esto lo comprende quien llegue a tener un mínimo de raciocinio— no le interesa ni le interesará jamás otra cosa que su provecho, su propio beneficio.

Claro está que tratan de hacer creer al mundo que al luchar por sus beneficios personales luchan por el progreso de la humanidad.  Nosotros sabemos bien cuan triviales eran muchos de esos creyentes, que llegaban a la iglesia por la mañana, todavía con los vapores del ron que habían ingerido en sus aristocráticos y privilegiados clubes.  Sabemos cuán “piadosa” era esa gente, tan “piadosa”, que en unas Navidades sangrientas, como aquellas de Cowley, que en una noche asesinó a más de 20 luchadores proletarios.  Eso era muy poca cosa para ellos, que no habría de interrumpir las fiestas de fin de año, ni se sintieron jamás sensibilizados por los cientos y miles de muertos de aquella lucha, y que aun en los días postreros de Batista, el propio 31 de diciembre, día de la fuga, los sorprendió en medio de sus fiestas y francachelas.

Claro está que por la mañana dicen que se sentían muy contentos porque se había ido el señor Batista.  Pero es que, indiscutiblemente, creían que iban a tener manos más sueltas para explotar aun más a nuestro pueblo.  Conocemos, pues, la piedad de aquellos señores.  No tenemos ninguna duda.

Y recordamos cómo algunos señores que nunca habían ido a la iglesia, apenas vino la ley de Reforma Agraria, comenzaron a ir a la iglesia prácticamente todos los días.  Pero, bien:  el pueblo los conocía.

El imperialismo trató de enfrentar la iglesia católica a la Revolución y el imperialismo fue desenmascarado.  Algunos sectores reaccionarios de la iglesia trataron de utilizar las iglesias contra la Revolución, pero fueron también desenmascarados.  Las aguas fueron tomando sus niveles y los imperialistas empezaron a perder la esperanza de poder utilizar la iglesia católica como instrumento de su contrarrevolución.

La Revolución se mantuvo firme en sus principios de respeto a las creencias religiosas de cualquier ciudadano, su respeto al culto.  No ocupó iglesias, no cerró iglesias, no obstaculizó las actividades de ningún sacerdote dispuesto a desempeñar sus funciones propiamente religiosas, e incluso puede decirse que comenzaron a desaparecer los conflictos entre la Revolución y la iglesia católica.

De manera que, si en los primeros meses de la Revolución se oía hablar de muchos casos de actividades contrarrevolucionarias relacionadas con la iglesia católica, después ya no se oían más y, prácticamente, apenas se oyen.  Y los hechos han servido para demostrar cómo es posible que una revolución respete las creencias, cómo una revolución proletaria mantenga ese principio en el poder, y cómo la Revolución respeta los sentimientos religiosos de cualquier ciudadano; que no es lo mismo que respetar las actividades contrarrevolucionarias de cualquier reaccionario, encubiertas bajo el manto de la religiosidad (APLAUSOS).

¿Qué hicieron los imperialistas?  ¿Se conformaron?  No, cambiaron de táctica, y hasta cambiaron de iglesia.

Y eso lo veremos muchas veces.  Veremos al enemigo de clase cambiar de táctica muchas veces, porque esta lucha será larga y tiene que ser, necesariamente, larga.  Porque esta lucha de clases, esta lucha de ideas no se liquida en 24 horas.  La batalla más difícil, la batalla más larga no era la batalla contra Batista; la batalla contra los imperialistas, la batalla contra los reaccionarios, la batalla contra los explotadores, la batalla contra el pasado, como decía hace unos minutos.  Y veremos muchas veces al enemigo cambiar de táctica.  Y eso hizo el imperialismo:  cómo cambió de táctica cuando se vio aplastado en las ciudades por los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).  De tal manera se le estrechó el cerco, que se mudaron de las ciudades para el campo, donde la dispersión de la población hace más difícil la vigilancia que en la ciudad.

Y, de un tiempo acá, las actividades de dos o tres sectas religiosas, fundadas, precisamente, en Estados Unidos, y que han sido utilizadas como vanguardia de penetración en América Latina, sectas fundadas y subsidiadas por los imperialistas Porque a los tiburones del imperialismo, señores, no les importa Dios, ni religión, ni nadie, porque no tienen más Dios que su oro y sus ganancias (APLAUSOS).

Pero, además, como los tiburones del imperialismo tienen una posición moral e ideológica muy débil frente a la realidad de la explotación, como a los tiburones del imperialismo se les hace muy difícil justificarle a nadie la existencia de millones de analfabetos y de explotados y de gentes hambrientas, y las muertes prematuras, y el promedio de vida que apenas rebasa los 30 años en muchos países de este continente, y como eso es muy difícil de defender con lógica y con argumentos, y como tienen muy poco que ofrecerle al hambriento y al explotado, muy poco que ofrecerle en esta vida, vida que para las masas es más breve que para los explotadores, entonces, se valen de un magnífico expediente:  el de ofrecerles maravillas en la otra vida. Tal vez las maravillas que los pobres de este mundo ven en las casas de los ricos.

Imagino cómo verá un pobre el cielo, y tal vez se imagine el cielo con un gran automóvil, vajillas de plata, un palacio y una pierna de cerdo o de res asada en la mesa de su casa. Es decir, se imaginarán que saben, se imaginarán cultos, se imaginarán saludables, se imaginarán esas maravillas que los ricos explotadores disfrutan en este mundo y no quieren dejar para el otro (APLAUSOS).

Pues, bien: donde pensaban penetrar las compañías petroleras, mandaban por delante misioneros de algunas de esas sectas. Y quienes han estado en algunos de esos sitios se horrorizan de los resultados de la superstición y el engaño en las mentes ignorantes. Y cómo había, por ejemplo, una familia de leprosos, convertidos ya a esa secta, y que, cuando les decían de mandar sus hijos al hospital, decían: “No, porque ese hospital es católico, y es preferible que se mueran, porque a esta vida se viene a sufrir y a morir para ganar la otra vida.”

Ya no era, naturalmente, como hoy, choque de ideas religiosas contra ideas políticas. Cuando no se enfrentaban las ideas políticas, eran choques, incluso, de fanatismos religiosos. Y la humanidad vivió mucho el choque de esos fanatismos.  Millones y millones de seres humanos cayeron en esas luchas de fanáticos, pero, detrás de las cuales se encubrían determinados intereses, bien nacionales, bien de clases.

Y, de un tiempo a acá, comenzamos a observar una actividad inusitada en nuestro país —actividad que no habían tenido nunca— de esas sectas que son dirigidas directamente desde Estados Unidos, porque a esas no las dirigen desde Roma.  A esas las dirigen directamente de Estados Unidos y las utilizan como agentes de la Agencia Central de Inteligencia, del Departamento de Estado y de la política yanki.

Naturalmente que trabajan con métodos muy sutiles, naturalmente que van a explotar la ignorancia, van a explotar la superstición, van a engañar al más ignorante, al campesino más humilde. Y así, mientras la Revolución organizaba su campaña de alfabetización y movilizaba decenas de miles de jóvenes para erradicar el analfabetismo, los imperialistas movilizaban a sus sectas religiosas, las subvencionaban y las lanzaban por los campos, aprovechándose de la tolerancia de la Revolución, para realizar actividades no con fines religiosos sino con fines eminentemente y esencialmente políticos y contrarrevolucionarios.

Y entonces comenzaron a llegar las noticias y los informes, sobre todo en las zonas donde trabajaba la contrarrevolución más activamente, de la presencia de elementos de esas sectas.

¿Cómo trabajan?  ¿Qué hacen?  Trabajan de una manera muy sutil, van a explotar la superstición.  Todo el mundo sabe cuán supersticiosos suelen ser nuestros campos.  ¿Quién no ha vivido en el campo?  ¿Quién no recuerda que, incluso, las cosas más absurdas que nos contaban y que se convertían en creencias:  que si una lechuza pasaba y había que decirle “solavaya” (RISAS), que si un gallo cantaba tres veces y nadie le contestaba al gallo, que si una gallina cantaba como gallo?  y así por el estilo cosas que cualquiera leyendo “La Historia de Roma”, de Tito Livio, no encontraría grandes diferencias entre aquellas supersticiones fenomenales del mundo antiguo, en que todos los problemas iban a decidirse primeramente ante un hechicero:  cuál era el día bueno de la batalla y cuál era el día malo, si la suerte iba a ser favorable o adversa, y eran continuos sacrificios de aves y de animales en general, incesante vivir en medio de la superstición y del engaño, producto de la ignorancia de aquellos tiempos, en que muchos fenómenos de la naturaleza no podían explicarse siquiera.

Y esa ignorancia es la que van a explotar esos agentes de los imperialistas.  Y claro está que muy sutilmente, no de manera abierta; pero se van a una zona donde puedan haber agentes de la contrarrevolución, donde la Agencia Central de Inteligencia ha tratado de crear bandas, donde se han cometido asesinatos como el del maestro Conrado Benítez o del brigadista Manuel Ascunce Domenech (APLAUSOS), y entonces allí se van a predicar, allí precisamente donde jóvenes son asesinados, donde campesinos son asesinados, donde obreros son asesinados y donde tienen que defenderse de las bandas y de los asesinos, allá se aparecen estos agentes del imperialismo a decir que no debe haber lucha, que no deben emplearse las armas y a hacer una tarea de reblandecimiento.  Y, bajo pretexto de la religión, decir:  “no uses armas, no te defiendas, no seas miliciano”; o cuando hay que hacer una recogida de algodón, o de café, o de caña, o un trabajo especial, y las masas se movilizan un domingo, o un sábado, o cualquier día, entonces llegan ellos y dicen:  “no trabajes el séptimo día”.  Y entonces empiezan bajo el pretexto religioso a predicar contra el trabajo voluntario.

Pero, además, predican que la bandera no debe jurarse, y les dicen a los padres:  “no mandes a los niños a las escuelas el viernes para que no juren la bandera”.  ¿Y es que nuestra patria —patria que ha tenido que luchar tanto por su independencia y por su bandera, patria que ha dejado tantos héroes en el camino, patria que por su destino ha dado la vida de tantos jóvenes, de tantos trabajadores, de tantos campesinos, de tantos hombres y mujeres dignos— puede tolerar que nadie predique esa irreverencia contra la patria, esa irreverencia contra la bandera?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡paredón, paredón!”)

¿Es que la patria, que tiene que defenderse de un enemigo poderoso a 90 millas, que incesantemente nos amenaza con atacarnos con todas sus fuerzas, puede tolerar que nadie predique esa falta de patriotismo, ese abandonar el combate, ese no empuñar las armas, y de tal forma contradiga el himno de una nación que dice:  “Al combate corred, a las armas valientes corred,” desde los días de Céspedes?  (APLAUSOS).

¿Es que una patria, una patria que necesita producir para vencer las enormes dificultades que nos trae el bloqueo económico de la más poderosa y reaccionaria nación de la Tierra; es que la patria que tiene que trabajar para hacer su futuro, puede permitir que se prediquen esas supercherías contra el trabajo?

¿Y qué tiene que ver eso con la religión?  ¿Qué tiene que ver eso con los sentimientos religiosos de nadie?

Y por eso es que les decía que hay que luchar, y luchar duro.  Difícil es que vengan a esta universidad a predicar idioteces, porque no encontrarán caldo de cultivo favorable; difícil es que le vengan a decir aquí a nadie que no vaya al médico y que rece una oración para curarse; difícil es.  ¡Pero aquí no vienen!, van allá donde está la ignorancia, la ignorancia que dejaron en nuestra patria 60 años de explotación imperialista.

¡Y a esos enemigos hay que desenmascararlos ante las masas, hay que ponerlos en evidencia ante las masas!  Y las masas proletarias, y las masas campesinas, y los estudiantes, y los trabajadores intelectuales, que han tenido la oportunidad de adquirir una mayor cultura, una actitud más científica, deben combatir la mentira, la superstición, la superchería y, por encima de todo, la farsa contrarrevolucionaria que pretende ocultarse bajo el velo del sentimiento religioso.  Porque son enemigos de la Revolución, son enemigos del proletariado, son enemigos de los campesinos, son enemigos de la patria y son instrumentos de los imperialistas.

Y nuestro pueblo los conoce bien, sobre todo en los campos, a esos pseudo-religiosos.  Y, como dice un compañero, son conocidos uno de esos grupos con el nombre de los batiblancos por nuestros campesinos y nuestros milicianos —batiblancos con “B”—, porque han aparecido en muchos de esos sitios.

Y son tres, principalmente, esas sectas, los principales instrumentos hoy del imperialismo, y son:  los testigos de Jehová (ABUCHEOS), el bando evangélico de Gedeón (ABUCHEOS) y la Iglesia Pentecostal (ABUCHEOS).

Es curioso, y es una prueba de la tolerancia de la Revolución, una prueba extraordinaria de la tolerancia de la Revolución, que este último grupo tiene en la provincia de Las Villas, cerca del pueblo de Santo Domingo, una escuela llamada Instituto Bíblico Pentecostal, donde preparan sus cuadros, y que lo dirige un norteamericano; un yanki es el director de esa escuela (EXCLAMACIONES Y ABUCHEOS).  ¡Hasta dónde llega la tolerancia de la Revolución, hasta dónde llega!

En días recientes, por gestiones de la embajada suiza, se autorizó, como es conforme a nuestra política, la salida de una serie de señores que decían ser ciudadanos norteamericanos, o que tenían algún pariente norteamericano, o que les había nacido una hijita en la Florida (RISAS) y por lo tanto se acogían a ese beneficio de partir del país.

Y qué curioso, no se llevaron a ninguno de esos señores que están al frente de esas sectas; qué curioso, a esos no.  ¿Cómo llevarse a esos que están trabajando por la libre, que tienen escuelas y preparan sus cuadros para espiar, para observar el territorio nacional, hacer campaña contrarrevolucionaria entre los campesinos y combatir a la Revolución?

Pero véase hasta dónde llega la tolerancia de la Revolución, que tenemos a todo un director yanki de una escuela de cuadros de la contrarrevolución (EXCLAMACIONES DE:  “¡Fuera!”), disfrazado todo bajo el velo religioso.

¿Es que tiene nuestra patria la obligación de permitir eso?  (EXCLAMACIONES DE:  ”¡No!”) ¿O es que creen los imperialistas que somos idiotas?

Claro está, compañeros estudiantes, que las condiciones de ignorancia derivadas del pasado, donde estos medios pueden pretender determinados fines, no se cambian en un día.  Nosotros hemos puesto mucho énfasis y muy especial interés en la formación de maestros.

¡Ah, cuanto más avanza la Revolución tanto más nos convencemos de cuánta razón teníamos en eso! Gracias a los maestros que se promovieron en los primeros meses, el primero y el segundo año de la Revolución, contamos con escuelas en todo el país.

Ustedes saben qué esfuerzo fue necesario hacer; venir aquí a la universidad para encontrar profesores para los nuevos centros de enseñanza secundaria y preuniversitaria.  Y muchos jóvenes, compañeros de la universidad, se han destacado como magníficos profesores en esas escuelas y algunos de ellos han sido, incluso, designados directores (APLAUSOS).

Sin embargo, cuánto nos falta y cuánto esfuerzo hay que realizar para satisfacer cabalmente nuestras necesidades.

Estos señores pentecostales tienen una escuela donde instruyen a sus agentes durante ocho meses; mas, sin embargo, nuestros maestros, que comienzan por las Minas del Frío, tienen que estudiar cinco años y aun después tendrán que seguir cursos de distintos tipos de superación.

En topes de Collantes, escuela del primer ciclo, hay en este momento unos 3 000 jóvenes, de los cuales el primer contingente este año terminará el primer ciclo y después irá a estudiar dos años en un instituto pedagógico.

Y en este año se hizo el esfuerzo por ingresar un número determinado de maestros, se pidieron los certificados de sexto grado y    —como ya dije en una ocasión— casi el 50% tenían escolaridad de tercero y cuarto grado y a veces menos, lo que nos ha enseñado que habrá que hacer una movilización mucho mayor en el próximo curso para llenar el cupo de 5 000 a 6 000 que deben comenzar a estudiar.

Es que como todo era un fraude prácticamente en nuestra patria, no solo había un millón de analfabetos, sino muchos que teniendo un certificado de sexto grado, tenían una escolaridad de segundo o de tercero. ¡Así andaba nuestra enseñanza!

Y esos maestros que estamos formando serán los nuevos contingentes que ingresen en nuestro magisterio — y de los cuales, dentro de algunos años tendremos muchos miles graduados —, serán los encargados de ir allí a la escuela a enseñar de veras, a llevar hasta el nivel que corresponda a los jóvenes, a inculcarles desde temprano hábitos de vida social, hábitos sociales correctos.  Porque si bien es verdad que no todos los seres humanos son de la misma condición, del mismo temperamento, y del mismo carácter, la educación tiene una influencia decisiva, y es la educación lo único capaz de desarrollar las inclinaciones positivas del ser humano y de combatir desde muy temprano sus inclinaciones negativas.

Pero para eso necesitamos el técnico, el maestro, el experto, el que conozca cómo se educa un niño, cuál es la psicología de un niño, el carácter de un niño y cómo se enseña y se forma un niño.

Tenemos muchos maestros revolucionarios, porque en aquella sociedad de privilegios y de explotación y de incultura, sin embargo, a pesar de las condiciones adversas, se desarrollaron muchos talentos que descollaron en las distintas ramas, o de la medicina, o de la ingeniería, o como profesores, o como maestros; aunque, desde luego, no eran las condiciones de hoy en que vamos en serio a formar maestros.

¿Podía una campesina estudiar para maestra, o la hija de un obrero de un central azucarero?  ¡No, porque las escuelas normales estaban en las ciudades, principalmente en las capitales y no había becas; y hoy todos los alumnos de magisterio, todos, son becados y comienzan por las montañas.

Claro está que así llegaremos a tener formidables maestros, sobre todo si seguimos preocupándonos en ese sentido; si seguimos poniendo todos los medios, medios revolucionarios, medios nuevos, como los medios aplicados en una escuela de maestros funcionando en nuestra capital y de la que he hablado en alguna otra ocasión y que hoy tiene a su cargo cerca de 10 000 campesinas.

Muchachas de 15 y 16 años, realizando una labor impresionante, con extraordinaria responsabilidad, enseñando por la mañana, estudiando por la tarde y por la noche, regresando a la casa de las campesinas para fiscalizar cómo funciona todo, y lo que demuestra lo que puede lograrse, lo que puede hacerse con los jóvenes.

Y una de las cosas que ha tenido nuestra Revolución es saber calibrar el valor moral, humano y la dinámica y la actividad y la capacidad de los jóvenes.  Y hemos obtenido fantásticos resultados, impresionantes éxitos, de lo cual la campaña de alfabetización fue una elocuentísima prueba.

Hay que centrar la atención en la formación de los maestros y de los profesores, porque serán los soldados de la vanguardia en la lucha contra la ignorancia y contra el pasado.  Y en el futuro nadie tendrá que contar estas cosas, estas cosas increíbles de cómo los imperialistas preparan sus agentes y realizan sus actividades, primero porque las vamos a combatir, las masas se les van a encarar a los farsantes; sabrán distinguir entre el hombre y la mujer de buena fe; no olvidar, no olvidarse de los miles y miles de creyentes de buena fe engañados, imbuidos de toda una serie de ideas sembradas sobre su ignorancia, su desconocimiento del mundo, gente buena.

Lo que hay que combatir es a los responsables de ese fraude, lo que hay que combatir es las facilidades con que están contando y someterlos al fuero de las leyes del país (APLAUSOS).  Y, sobre todo, salirle al paso dondequiera que se encuentren, desenmascararlos como agentes del imperialismo enemigo de la patria (APLAUSOS); salirle al campo en nuestras granjas, en nuestras asociaciones campesinas; salirle al campo con nuestras organizaciones de masas y con nuestro Partido Unido de la Revolución Socialista (APLAUSOS).

Y en la medida que nos organicemos, y avancemos en todos los frentes, y superemos nuestras deficiencias, le iremos ganando la batalla en ese frente y en  todos los frentes.

Y esto les da a ustedes una idea de lo que tienen por delante, de la tarea que tienen por delante.  ¿Es acaso ese el único mal que se manifiesta?  No, surgen otra serie de males que son consecuencia directa del pasado, la herencia que nos dejó el capitalismo.  ¿Cuál de ellas por ejemplo?, el delincuente antisocial, el ladrón, el ratero.  Nuestra Revolución, en la lucha contra el imperialismo y los agentes del imperialismo, y centrando en ello todo su esfuerzo no ha tomado suficientes medidas contra otro tipo de mal que es herencia del capitalismo, y es la delincuencia común.  De tal manera que hay parásitos, crecidos bajo aquella sociedad, que no se resignan a trabajar de ninguna manera, que antes de querer ganarse el pan honradamente, trabajando en el campo o trabajando en las obras públicas, si no saben hacer otra cosa, prefieren ganarse en 15 minutos lo que de otra manera se tendrían que ganar en un mes o, dos meses de trabajo honrado.  Y robarse un televisor, o robarse un radio, o asaltar una casa (ALGUIEN DEL PUBLICO LE INTERRUMPE).

Sí, hay jueces que los sueltan, hay jueces que no colaboran con la policía (APLAUSOS).  Y, desde luego, eso obedece a otras razones, eso obedece a otras razones:  en algunos señores de estos jueces el deseo de crearle problemas a la Revolución.  Pero, además, en una legislación anacrónica, en que el señor que se roba un automóvil, o un radio, o un aparato eléctrico a cualquier familia (UNO DEL PUBLICO LE DICE:  “¡Guanahacabibes!”)  ¡Qué Guanahacabibes!, Guanahacabibes es para el que se equivoca de buena fe, no para el delincuente.  De manera que se ha dado el caso de que la policía ha arrestado dos veces, el mismo día, al mismo ladrón.

Claro está que no vamos a exonerar a nuestro cuerpo de orden público de responsabilidad.  Es que tienen que prestarle especial atención al problema y adoptar medidas efectivas y enérgicas, y hacerse conciencia de que hay que luchar seriamente contra ese vicio que nos dejó la sociedad capitalista.  .

Hubo, incluso, algún compañero que creyó que a través de métodos absolutamente filantrópicos iba a combatir ese mal social, esa lacra, y que con un buen consejo podría volver a la vida ordenada y a la convivencia social a un delincuente; esas son ilusiones, resultado:  con las leyes anacrónicas, la actitud de algunos jueces, la falta de conciencia social para combatir ese mal; que siembran el terror entre las familias, que hay familias aterrorizadas por la actividad de ese tipo de elemento antisocial, temiendo que le roben, temiendo sufrir cualquier accidente, ser víctimas de cualquier agresión por parte de ladrones.

Hay barrios, como el barrio por ejemplo de Altahabana, donde viven numerosos médicos, en que ellos nos han informado el estado de inquietud en que viven sus familias con motivo de esas actividades.  Y otros muchos barrios, pues, ¿por qué?  Porque andan “por la libre” los rateros (DEL PUBLICO LE DICEN:  “¡Que se vayan a trabajar!”), y sencillamente se impone como un deber de la Revolución el combatir de manera eficaz ese mal y adoptar medidas severas (APLAUSOS).

Mientras puedan salir a la calle con una fiancita de 100 pesos, esos negocios organizados, porque ellos tienen su red de distribución y de comercialización de los productos que obtienen con el robo, no les cuesta ningún trabajo obtener los 100 o los 200 pesos a los ladrones.

A veces emplean niños, lo cual es peor, emplean menores de edad para penetrar en las casas y abrirlas. Resultado:  la necesidad de tomar medidas severas.  En primer lugar exclusión de fianza (APLAUSOS); pero eso no es suficiente, quien roba en un domicilio donde se encuentra una familia, es decir que robe con el peligro para la familia de ser víctima de la agresión física, es decir robo con violencia en el domicilio y en las personas, pena capital (APLAUSOS PROLONGADOS).  Quien robe haciéndose pasar por un agente de la autoridad, pena capital (APLAUSOS); y quien robe empleando menores de edad, con tanta más razón pena capital (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE:  “¡Fidel, paredón para el ladrón!”).

Nosotros sabemos, nosotros sabemos que el delincuente es un producto de la sociedad, que el delincuente es un producto de esa sociedad abolida; pero no por eso podemos dejar de tomar medidas para proteger a las familias, para proteger a la sociedad de ellos, para proteger al pueblo de sus actividades.  No podemos dejar de tomar medidas drásticas, porque de otra manera quedaría la sociedad expuesta al libre albedrío de estos elementos antisociales.  Y hay que combatirlo como se combate una enfermedad, como se combate una plaga, como se combate una epidemia.

(ALGUIEN DEL PUBLICO HACE REFERENCIA A LOS BILLARES).  ¡Bien dicho!, el de ese compañero que nos ha recordado los billares (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).  Nosotros no hemos discutido ese problema, pero muchos compañeros se nos han acercado para hablarnos de él, de la cantidad de vagos y de lumpen que se reúnen en muchos de esos sitios.

Yo les decía, compañeros, que nos quedaba mucho por hacer, pero mucho, porque queda todavía una cantidad de focos infecciosos de delincuencia y de vagancia, y sobre todo quedan las clases sociales que sostienen y alimentan esos focos, los vicios que los originan.  Porque, ¿qué es ese ladrón si no el producto de una sociedad que deshonra el trabajo, y que anatematiza el trabajo:  el capitalismo?  ¿Qué son esos vagos?  Porque no son solo los ladrones:  hay otros subproductos del capitalismo y de los reaccionarios y de los explotadores, subproductos que hemos recibido en abundancia, porque si bien no nos dejaron fábricas, nos dejaron vicios de todas clases en este país.

El imperialismo es pródigo en crear todos esos vicios.  Todo el mundo recuerda lo que ocurría en Guantánamo cuando los “marinos” andaban “por la libre”; y todo el mundo sabe lo que ocurre donde se encuentran las fuerzas yankis, cuánta corrupción, cuánto vicio introducen, porque ellos necesitan “entretener” a su soldadesca.

El producto a que me estoy refiriendo no es precisamente la prostitución ahora, mal y vicio, lacra contra la que luchamos pacientemente, cautelosamente, cuidadosamente, y con métodos adecuados; porque esas son las víctimas, ese es otro subproducto de la sociedad capitalista, que de tal manera degradaba a la mujer, que de tal manera la privaba de medios de vida, de medios decorosos para vivir, que de tal manera arrastraba a decenas y decenas de miles a esos repugnantes oficios.

No, no estaban abiertas las puertas de las profesiones técnicas, o de muchas profesiones técnicas, a las mujeres; no ingresaba prácticamente un 50% de muchachas en la escuela de medicina para hacerse médicos, o para hacerse enfermeras, o para hacerse maestras (APLAUSOS); no se convertían en administradoras de miles y miles de tiendas, como con la última ley de nacionalización decretada.

No.  El panorama de la vida para la mujer era otro muy distinto, y muy distinto al honroso porvenir y al porvenir digno que cualquier mujer hoy tiene aquí en nuestra patria.  Porque algunos de esos que han sacado a sus hijitas del país, las han sacado del país donde la mujer empieza a tener plenos derechos, todas las oportunidades, y donde la prostitución en sus mil formas está siendo abolida, para llevarlas al país que es el vivero ideal de todos los vicios.

Porque no en balde, y no es casualidad, que los contrarrevolucionarios se llevaran para Miami sus garitos, su bolita, y sus actividades ilícitas; no es casualidad que fundaran muchos prostíbulos allá en Miami y en otros muchos sitios de América donde han ido a parar.

Hay otros males a los que iba a referirme, y que es el del vago, el lumpen; lumpen, incluso, de altos ingresos, hijos de burgueses, que ni estudian ni trabajan.  ¿Qué esperarán?  ¿Que vuelva el capitalismo para vivir de vagos?  ¿Que sueñan?  ¡No sé qué soñarán, porque ahora los imperialistas parece que no los quieren recibir, no quieren recibir a los burgueses en Miami ni en Estados Unidos!  ¡Qué curioso!  La Revolución resistió el drenaje, la campaña colosal por llevarnos a los técnicos del país, haciendo campañas contra la Revolución de la emigración que salía.

Claro está que ellos se cuidaban muy bien de presentar el problema de la emigración de Cuba como un problema relacionado con la Revolución, y la Revolución lo único que había hecho era cambiar el carácter de esa emigración, y la composición de esa emigración, porque antes emigraban muchos infelices, muchos que no tenían dónde trabajar.

Y ustedes recordarán, antes de la Revolución, en las décadas del 40 y del 50, las inmensas colas frente a la embajada yanki pidiendo visa.  Y lo difícil que era conseguir una visa.  Cuando vino la Revolución, les abrieron las puertas de par en par a los que quisieran irse; ¡y la Revolución las abrió también de par en par para los que quisieran irse!

Pero, ¿qué ha ocurrido?  Los imperialistas cerraron sus puertas; perdieron la batalla frente a la Revolución, perdieron la batalla.  Y así, la gusanera no dirá que nosotros tenemos la culpa.  No; ¡porque nuestras puertas, están abiertas para los que deseen abandonar el país! (APLAUSOS).

Ellos dieron decenas de miles de visas y ahora suspendieron el transporte.  Como ustedes saben, el Gobierno permitió la salida en los barcos que traían el pago de la indemnización, y así salieron tres barcos.  Pero en el cuarto barco, ¿qué inventaron los imperialistas?  Pues inventaron un barco alemán, que llegaba aquí y de aquí se iba para Alemania, para no darle chance a salir a nadie.

Suspendieron las líneas; alegaron que era incosteable.  Se discutió la posibilidad de que de los dólares que pagaran los que salían, la mitad quedase en Cuba y la mitad lo recibiese la compañía —dólares que, por supuesto, tenían que mandarles de afuera.  Es decir, que el Gobierno cubano no ha puesto obstáculo alguno; las agencias imperialistas tratan de ocultar la verdad, porque evidentemente no quieren problemas allá con la gusanera —¡qué tienen bastantes ya, al parecer!

Y, ¿qué ocurrió?  Que les dieron permiso a decenas de miles de personas para ir a residir; muchas de ellas renunciaron a sus trabajos, en muchos casos magníficos y suculentos empleos a la sombra; muchos que no eran burgueses y pertenecían a la aristocracia, o a la pequeña burguesía, y ahora los embarcaron; los embarcaron una vez más.

¿Se van a quedar?  ¡Pues que no piensen recuperar el empleíto cómodo!  (APLAUSOS).  Porque nosotros entendemos que deben ir a realizar trabajo físico, que es el que hace más falta en este momento, y que se vayan a trabajar en la agricultura.  ¡Les damos trabajo a todos, si quieren, en la agricultura!  Y con perdón de los campesinos, que no sería más que un refuercito, ¡y no de mucha monta! (RISAS).  Pero, si quieren, que empiecen por el campo.

Y sería bueno recomendar a nuestros administradores, a esos a veces magnánimos, y excesivamente magnánimos empleadores, que sin revisar los cálculos de gastos en las empresas son demasiado generosos en aumentar las nóminas, les recomendaría que se fijaran bien no fuesen a darles cabida otra vez a esos señores que tenían su visa y todo listo, hasta que los yankis vinieron y les cortaron la salida (APLAUSOS).

¡El país “libre”! Norteamérica; el país del “mundo libre”, el país “libre”, que no deja venir a nadie aquí; que se atemorizó y se asustó ante la posibilidad de que a Cuba pudiera venirse libremente, y prohibió el venir al país; e incluso condenó a elevadas sumas de multa a un valeroso periodista negro que se atrevió a venir a Cuba (APLAUSOS).  ¡Qué ridículo ha quedado ante nuestro país y nuestra Revolución el país “libre”!  ¡Qué ridículo, que no deja salir a nadie para visitar a Cuba!  ¡Frente al país que deja salir al que quiera y permite entrar al visitante de cualquier país del mundo que quiera!  ¡Que permite venir a los norteamericanos que quieran!  ¡Que no cierra sus fronteras a nadie!

¡Qué posición tan ridícula tienen frente a nuestra patria, frente a nuestro país!  ¡Y los que han quedado en una posición más ridícula aun son los últimos “embarcados”, los que se iban para el “mundo libre” y el “mundo libre” les tiró las puertas en las narices! (APLAUSOS).

Ahora, claro está, si quieren vivir aquí, no puede ser de vago, no puede ser de vago.  Aquí hay que trabajar (APLAUSOS).  Que no le anden buscando —no sé cómo dice el refrán— “la pata al gato”, “los cuatro pies al gato”, ustedes me entienden bien lo que yo quiero decir.  Que la Revolución no tiene ninguna obligación de tolerar vagos, no tiene ninguna obligación de tolerar parásitos; la Revolución sostiene al joven, al enfermo, al inválido, al viejo, todo para ellos; son los únicos que tienen derecho a vivir del trabajo de los demás:  los niños, los enfermos, los inválidos y los ancianos.  ¿Pero vagos, vagos viviendo de los demás? (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”) ¿Por qué? ¿Creen acaso que nuestro proletariado va a estar dispuesto a romperse la vida trabajando en nuestras fábricas y en nuestros campos produciendo para ellos?  ¿Qué derecho tienen?  ¡Ningún derecho! y que se despabilen, y que anden derecho, y que sepan que aquí tienen que trabajar para vivir (APLAUSOS).

Claro, por ahí anda un espécimen, otro subproducto que nosotros debemos de combatir.  Es ese joven que tiene 16, 17, 15 años, y ni estudia, ni trabaja; entonces, andan de lumpen, en esquinas, en bares, van a algunos teatros, y se toman algunas libertades y realizan algunos libertinajes.  Un joven que ni trabaje, ni estudie, ¿qué piensa de la vida?  ¿Piensa vivir de parásito?  ¿Piensa vivir de vago?  ¿Piensa vivir de los demás?  Si los imperialistas no los reciben allá en su “mundo libre”, que se preparen también a trabajar (APLAUSOS).

Ese subproducto del capitalismo tampoco lo toleramos.  Porque hay algunos burgueses que han dicho:  “no mando mis hijos a la escuela”.  Entonces, ni estudian ni trabajan.  Y a veces ni a las hijas.  ¿Qué porvenir les van a deparar a esas niñas?  ¿Tanto las quieren, que no las quieren ver convertidas en una estudiante o en una trabajadora?  ¿En qué las quieren ver convertidas?

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO AL DOCTOR CASTRO) Vamos a atender lo esencial, no desviarnos ahora en los detalles.

¿Y qué ocurre?  Que ese tipo existe, y los hay por ahí con responsabilidad de sus familiares, con responsabilidad de sus familiares, aprendiendo a lumpen, aprendiendo a vagos, aprendiendo a delincuentes.

Claro que no chocan contra la Revolución como sistema, pero chocan contra la ley, y de carambola se vuelven contrarrevolucionarios (RISAS).  Porque en la Revolución ven la ley, y ven el orden, son contrarrevolucionarios, y lo que son unos...  Bueno, lo que son todos los contrarrevolucionarios (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).  Porque son unos descarados, tan descarados como todos los contrarrevolucionarios.

Porque, señores, no se olviden de esto, sobre todo ustedes, jóvenes; no se olviden de esto, ténganlo siempre presente:  que al igual que la Revolución une lo mejor, lo más firme, lo más entusiasta, lo más valioso; la contrarrevolución aglutina a lo peor, desde el burgués hasta el mariguanero, desde el esbirro hasta el ratero, desde el dueño de central hasta el vago profesional, el vicioso; y todo ese elemento se junta para dar batalla a la ley, y a la Revolución, a la sociedad, para vivir de vagos, para estorbar.  Todo, lo peor, se junta.  No lo olviden nunca, no lo olviden nunca.

Entonces, mucha de esa gente están en esos sitios:  en los billares, en las esquinas, en los bares; quedan muchas cosas.  Pero hay que estudiarlas, hay que estudiarlas.  Lo importante es el principio, el principio de que no podemos permitirles aspirar a vagos.

 

(DEL PUBLICO LE DICEN:  “¡Los flojos de pierna, Fidel!”, “¡los homosexuales!”)

¡Un momento!  Es que ustedes no me han dejado completar la idea (RISAS y APLAUSOS).  Muchos de esos pepillos vagos, hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos (RISAS); algunos de ellos con una guitarrita en actitudes “elvispreslianas”, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre.

Que no confundan la serenidad de la Revolución y la ecuanimidad de la Revolución con debilidades de la Revolución.  Porque nuestra sociedad no puede darles cabida a esas degeneraciones (APLAUSOS).  La sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones.

¿Jovencitos aspirantes a eso?  ¡No!  “Arbol que creció torcido...”, ya el remedio no es tan fácil.  No voy a decir que vayamos a aplicar medidas drásticas contra esos árboles torcidos, pero jovencitos aspirantes, ¡no!

Hay unas cuantas teorías, yo no soy científico, no soy un técnico en esa materia (RISAS), pero sí observé siempre una cosa:  que el campo no daba ese subproducto.  Siempre observé eso, y siempre lo tengo muy presente.

Estoy seguro de que independientemente de cualquier teoría y de las investigaciones de la medicina, entiendo que hay mucho de ambiente, mucho de ambiente y de reblandecimiento en ese problema.  Pero todos son parientes:  el lumpencito, el vago, el elvispresliano, el “pitusa” (RISAS).

¿Y qué opinan ustedes, compañeros y compañeras?  ¿Qué opina nuestra juventud fuerte, entusiasta, enérgica, optimista, que lucha por un porvenir, dispuesta a trabajar por ese porvenir y a morir por ese porvenir?  ¿Qué opina de todas esas lacras? (EXCLAMACIONES). 

 

28 de febrero de 2023

DOS DISCURSOS CON EL MISMO OBJETIVO: SILENCIAR # 1

Discurso por el Tercer Aniversario de la Marcha sobre Roma 

BENITO MUSSOLINI

Nota del compilador de este documento:

Un análisis, en algunos puntos, bastante lúcido sobre la complejidad de la realidad social italiana, y a la que se da una respuesta totalmente inadecuada y estrambótica a través de la famosa fórmula: Todo en el Estado, Nada fuera del Estado, Nada en Contra del Estado. Desafortunadamente, esta fórmula parece seguir siendo válida hoy en día, aunque no en la forma descarada y cruda de los tiempos del fascismo. Hoy, a través del estado burocrático-benefactor, se ha logrado un entumecimiento de los cerebros que no augura nada bueno si una crisis profunda hace que demasiadas personas vuelvan a confiar en que un nuevo tonto pueda resolverlo todo.

AVISO - Aunque estoy de acuerdo con el mensaje, el sitio Gladiolo Soy no es responsable de Nota del compilador de este documento.  



Milán, Italia 28 de octubre de 1925

¡Senador distinguido! ¡Milanés!

Estoy muy conmovido por el honor que me está haciendo en este momento, me conmueven las palabras con las que usted, ilustre senador (el alcalde de Milán Sen. Mangiagalli), acompañó el obsequio, y le agradezco haber tenido la amabilidad de recordar mis escasos méritos para su ciudad, porque ya los había olvidado. Y los había olvidado porque, más que recordar el pasado, tengo la intención de prepararme para el futuro.

En cuanto a esta gran y poderosa ciudad, he apresurado la solución de algunas cuestiones que, con un elegante cliché, se dice que son de larga duración precisamente porque pasan de un año a otro, y pasan de un año a otro, sin llegar nunca a a una conclusión. Y tengo la inmodestia de decir que lo que hice por Milán, lo hice, lo hicimos, por toda Italia.

Si miro hacia atrás en estos tres años de arduo trabajo y gran responsabilidad, tengo la conciencia tranquila porque siento que he proporcionado una cantidad impresionante de obras a la nación. No quiero decir que todo lo que se ha hecho sea perfecto. ¿Pero cómo podría ser? Basta pensar que en tres años hemos tomado nada menos que tres mil medidas administrativas, políticas y legislativas. También tiene la intención de que si tuviéramos que someter cada una de estas disposiciones a la discusión y aprobación de una asamblea parlamentaria compuesta por 535 personas respetables, hoy nos encontraríamos sin haber logrado nada.

Hay quienes reprochan al partido gobernante de haber impuesto una rígida disciplina a la nación. Es verdad. Lo reconozco y me glorío en ello. Es una disciplina de estado de guerra.
Me dirás: ‘Pero la guerra terminó, y terminó gloriosamente con una espléndida victoria en octubre-noviembre de 1918’. Respondo que la guerra militar ha terminado, pero la guerra entendida como una competencia de personas en la arena de la civilización mundial, sigue.

Hay tres tipos de razones que imponen esta disciplina: razones de orden político, de orden económico, de orden moral.
Un hombre de gobierno debe estar atento, y atento no solo a los discursos que se hacen en las ceremonias oficiales, sino también a todo lo que se elabora en la masa profunda de los pueblos. Hay corrientes en otros lugares que aún no se resignan al hecho consumado de nuestras fronteras. Habrá que decir de una vez por todas, de una vez por todas, que si hay fronteras sagradas, son las que alcanzamos con la guerra, y yo añadiría que si mañana estuvieran en juego estas fronteras, le pediría a Su Majestad el Rey que desenvainara su espada.

Hay razones económicas que dictan disciplina. No tenemos por qué esconderlas: hemos atravesado y atravesamos un período de dificultades financieras; las superaremos pero debemos darnos cuenta, y debemos reaccionar con una sólida disciplina interna y externa a todas las tendencias que nos llevarían al descuido: debemos salvar nuestra moneda y para salvarla no debemos aumentar su volumen.

Finalmente, hay razones morales. Durante demasiado tiempo, la imagen del pueblo italiano reproducida en el extranjero fue la de un pueblo pequeño, desordenado, tumultuoso, inquieto. Hoy la imagen del pueblo italiano es fundamentalmente diferente; y lo que es más importante, el pueblo italiano, en su profunda masa de ciudades y campos, es perfectamente consciente de la necesidad de esta disciplina, y se resiste a todas las sugerencias y excitaciones de los hombres del antiguo régimen. Y este es el signo de la profunda madurez alcanzada por el pueblo italiano.

No deben creer, milaneses, que todo esto es el resultado de consideraciones accidentales. No. En el fondo hay un sistema, hay una doctrina, hay una idea. ¿Cual? Se ha dicho que el siglo XIX fue estúpido. No acepto esa definición. Generalmente no hay siglos estúpidos o inteligentes. Me atrevo a decir que, como en todos los individuos, incluyéndome a mí mismo, la inteligencia y la estupidez son intermitentes. Me niego a llamar estúpido a un siglo en el que Europa fue el gobernante de la civilización mundial, durante el cual se afirmaron industrias, artes, ciencia y milagros del espíritu como en una maravillosa primavera.

Para nosotros los italianos es importante recordar que, sin el resurgimiento de las ideas de libertad e independencia en que arrojó al mundo la gran fanática y sangrienta sacudida de Napoleón, probablemente no hubiéramos encontrado el fermento primitivo para luego alcanzar la independencia de la patria. Por tanto, admito que durante la primera mitad del siglo XIX el liberalismo fue una idea fuerte; pero hoy en día ya no es así, porque las condiciones del tiempo, medio ambiente y las personas han cambiado profundamente.

Otra idea fuerte es la de las reivindicaciones socialistas, y también está en declive. Todo lo que se llamó pomposamente socialismo científico no es más que un desastre y una ruina. Es la enorme, teatral y grotesca concepción de una humanidad dividida en dos clases irreconciliables; la morralla (gente del pueblo) en creciente miseria, y la concentración del capital. En realidad asistimos a un proceso precisamente opuesto; finalmente, la morralla (gente del pueblo) es la idea de palingenesia (regeneración) social.

Luego hubo una experiencia: la experiencia rusa, que finalmente fue la lápida colocada sobre los restos de esta doctrina. Nos enfrentamos a ideas que han agotado su fuerza motriz; nos enfrentamos, diría mejor, a la degeneración de estas ideas que el fascismo niega y supera.
La fuerza del fascismo consiste en esto: toma la parte vital de todos los programas, y tiene la fuerza para llevarlas a cabo. La idea central de nuestro movimiento es el Estado. El Estado es la organización política y jurídica de las sociedades nacionales, y se expresa en una serie de instituciones de diversa índole.

Nuestra fórmula es esta: 
TODO EN EL ESTADO, NADA FUERA DEL ESTADO, NADA CONTRA EL ESTADO.
Creo que la polémica política en Italia tomaría un rumbo diferente si uno se diera cuenta de un hecho, es decir, que en octubre de 1922 no hubo cambio de Ministerio, pero sí la creación de un nuevo régimen político. Hablaré claramente sobre este tema.
Este régimen político parte de un presupuesto indiscutible e intangible: la Monarquía y la Dinastía. Por lo demás, se trata de instituciones que no eran perfectas cuando surgieron, y que lo son aún menos hoy.

¡Caballeros! La Italia de 1925 no puede llevar el traje que le convenía al pequeño Piamonte de 1848. El propio Cavour, tras la promulgación del Estatuto, declaró que podía revisarse, modificarse, perfeccionarse.

¿Qué daño hemos sufrido de un jactancioso y pendenciero Parlamento? ¿Cuál es el remedio? Reducir el poder del Parlamento. Las asambleas nunca pueden adoptar grandes soluciones si antes no se han preparado adecuadamente. Una batalla la gana un solo general, o la pierde una asamblea de generales. Aún hay que tener en cuenta que la vida moderna, rápida y compleja presenta continuamente problemas. Cuando surgió el régimen liberal, las naciones modernas tenían entonces diez, quince millones de habitantes y pequeñas clases políticas restringidas, tomadas de un número específico de familias, con educación especial.

Hoy el entorno ha cambiado radicalmente. Los pueblos ya no pueden esperar; están acosados ​​por sus problemas, impulsados ​​por sus necesidades. Éstas son las razones por las que coloco el poder ejecutivo al frente de todos los poderes del estado; porque el poder ejecutivo es el poder omnipresente y omnipotente en la vida cotidiana de la nación.
Hay más: el régimen fascista se ha extendido y expandido por toda la nación, y ya no es solo un gobierno. Son setenta provincias, siete mil municipios, ochocientos mil miembros, dos millones de campesinos y obreros, trescientos mil soldados.

¡Caballeros! Este régimen solo puede ser derrocado por la fuerza. Quienes creen poder abrirse paso con pequeñas conspiraciones en el pasillo, o con ríos de tinta más o menos sucia, se engañan ellos mismos. Pasan los Ministerios. Pero un régimen nacido de una revolución aplasta todos los intentos de contrarrevolución, y lleva a cabo todos sus esfuerzos y logros. Lo que solía llamarse rotación de cartera, ya no existe. Y cuando vuelva a comenzar mañana, solo podría tener lugar dentro del Partido Nacional Fascista.

¡Milanés! ¿A dónde vamos en este siglo? Deben establecerse metas para tener el coraje de alcanzarlas. El siglo pasado fue el siglo de nuestra independencia. El siglo actual debe ser el siglo de nuestro poder. Poder en todos los campos, desde el material hasta el espiritual. Pero, ¿cuál es la llave mágica que abre la puerta al poder? La voluntad disciplinada. Entonces, te das cuenta de cómo Italia logra hoy el prodigio de ver, después de un siglo de intentos, guerras, sacrificios, mártires, al pueblo italiano que entra en el escenario de la historia y cambia con la conciencia de su destino. Ya no es la población dividida, como hace un siglo, en siete estados, esa población que se convirtió en pueblo. Luego el pueblo, mediante el sacrificio de la guerra, se convirtió en una nación. Hoy la nación se da a sí misma su marco legal, político y moral y se convierte en estado.

Ahora estamos en la cima perfecta. Todo esto nos impone unos deberes ásperos, y un alto y consciente sentido de responsabilidad no solo colectiva, sino también individual. Cada uno de ustedes debe considerarse un soldado; un soldado incluso cuando no está vestido de gris verdoso, un soldado incluso cuando trabaja en la oficina, en los talleres, en los patios o en el campo; un soldado vinculado al resto del ejército; una molécula que siente y pulsa con todo el organismo.

¡Caballeros! Creo firmemente en el destino de poder que le espera a nuestra joven nación. Y todos mis esfuerzos, todos mis esfuerzos, mis ansiedades, mis dolores están dirigidos a este fin. ¿De dónde viene este sentimiento de confianza, de confianza inquebrantable en mí? Hay algo fatal en la marcha de nuestro pueblo. Pienso en el camino recorrido durante un siglo; pienso que los primeros levantamientos por la independencia italiana fueron en 1821, y que la insurrección fascista fue en 1922. En un siglo hemos logrado avances gigantescos. Hoy este movimiento se ha acelerado; acelerado por nuestra voluntad, y todo el pueblo participa en este esfuerzo.

Ganaremos: porque esa es nuestra voluntad precisa. El Gobierno se considera el Estado Mayor de la nación que trabaja arduamente en la obra civil de la paz. El Gobierno no duerme porque no permite que los ciudadanos sean sillones; el Gobierno es duro, porque considera que los enemigos del estado no tienen derecho de ciudadanía en el estado; el Gobierno es inflexible, porque siente que en estos tiempos de hierro sólo pueden marchar voluntades inflexibles. Todo lo demás es niebla, que se dispersa con los primeros rayos de sol.

¡Caballeros! He terminado, porque quiero mostrar mi respeto a su ilustre Alcalde imitándolo también en la tacitiana* sobriedad de su discurso. Nos separamos después de una hora vivida en una comunión inolvidable. Nos vamos con una vibración de sentimientos profundos en el alma: el Resurgimento, la Guerra, la Victoria, el Fascismo. Todo esto está en lo profundo del pueblo, todo esto existe, todo esto es materia viva y vital de nuestra historia.

¡En marcha, oh milaneses, los hijos de una ciudad que resume en gran medida el destino de Italia!

¡En marcha, y no paremos hasta alcanzar los últimos objetivos!


*tacitiana (de Tácito 56 AD’120 AD, historiador y político romano)