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6 de marzo de 2009

Una Pirámide Singular: Perro-Gato-Rata


Carlos Lage y Felipe Pérez Roque - IN MEMÓRIAM

“La miel del poder,
por el cual no conocieron sacrificio alguno,
despertó en ellos ambiciones
que los condujeron a un papel indigno.”
Fidel Castro


“... La tiranía no es un asunto de robo y violencia menor,
sino de saqueo al por mayor, sagrado y profano, privado o público.
Si alguien es capturado cometiendo los crímenes detallados abajo,
se le castiga y deshonra: sacrilegio, secuestro, hurto, fraude, robo 
son los nombres que damos a esas formas de infracciones leves.
Pero cuando un hombre tiene éxito en robarse el cuerpo entero de 
los ciudadanos, y los reduce a la esclavitud, hay quienes se olvidan 
de esos nombres feos, y lo llaman feliz y afortunado, como hacen 
todos los demás que oyen de su mal comportamiento no mitigado.”
Platón, La República.


Caminaba meditativo cerca de Union Square, uno de las áreas comerciales y turísticas más importantes de San Francisco. Vivo en los alrededores, y había salido, contra mi voluntad porque hacía frío esa mañana, para avituallar mi despensa. La crisis económica ha mantenido alejados a los turistas nacionales y extranjeros desde hace un tiempo. Pero aún así, me sorprendió la escasez de público en la zona. Usualmente, está rebosante de peatones entrecruzándose en todas direcciones. La imagen que viene a la mente - viendo el espectáculo de ese movimiento humano - es el de un telar en función. La trama y urdimbe viviente - siempre distinta - crea a diario una gran tela cosmopolita que viste nuevamente de Humanidad a la ciudad.

Al llegar a una esquina de la céntrica zona, un espectáculo singular hizo que me detuviera junto a otros transeuntes. Meneando pausadamente un rabo frondoso, como para no desequilibrar al resto de la cuadrilla, un perro de mediana talla se mantenía impasible al lado de su amo. No era para menos el interés despertado por el canino. Acurrucado sobre su lomo - también imperturbable - un gato obeso se dedicaba a observar con indiferencia los alrededores. Los espasmos involuntarios del pelaje cubriéndole sus paletas - hacían de éstas un sitio poco estable para acunar a la diminuta rata blanca que trataba de asentarse entre ellas. Ella, desde su altura privilegiada, oteaba alerta y nerviosamente el horizonte. Era evidente que el roedor no se sentía seguro en aquel cuadro idílico de fraternidad biológica. Para compensar su precaria posición en aquella pirámide - y mantenerlo enfocado en impresionar al público que los alimentaban con sus donaciones, la rata era quien recibía más golosinas de su amo.
Hice fotos rápidas y de mala calidad - al excepcional grupo - con mi teléfono. Los medios de comunicación brindan a diario una retahíla de imágines graciosas, aterradoras o tontas; pero no todos los días disfrutamos de una mini función de Planeta Animal en vivo.

Había dado media vuelta, para retirarme, cuando una pequeña conmoción a mis espaldas me detuvo. Miré hacia atrás, y apenas tuve tiempo para ver a la rata en el aire - pataleando y chillando aterrada - para caer en el suelo. ¿Qué había pasado con la provechosa armonía? Atiné a mirar hacia donde estaban el perro y el gato. El amo comandaba al perro a que dejara de sacudirse, mientras el gato se mantenía en equilibrio con sus garras encajadas firmemente en el lomo de aquél. ¿Era odio lo que notaba en sus ojos cuando miraban al roedor caído y tembloroso? ¿Había sido una necesidad ancestral del perro para mostrar su supremacía? ¿O las uñas clavadas - en el lomo del perro - había sido una provocación insidiosa del gato para provocar a éste?
Incrédulo de mi propia subjetivismo, me encogí de hombros con indiferencia. Meditativo, continué mi camino.




17 de febrero de 2009

BORING HOME, por Orlando Luis Pardo Lazo

por Orlando Luis Pardo Lazo.

Pudo haber sido un título de Roberto Bolaño, el chileno muerto y universal. Un tipo que no encajaría del todo en el staff de la XVIII Feria Internacional del Libro de La Habana, dentro de las murallas "morales" y los reciclados fosos de fusilamiento de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña (del 12 al 22 de febrero, sede principal del evento).

Y, en efecto, nuestros detectives domésticos, no menos salvajes que los de Bolaño, me llaman por teléfono a cada hora para aterrorizar a mi madre septuagenaria y con enfisema. Son jóvenes, varones, y se escudan tras un teléfono público para practicar la sintaxis profiláctica del paredón: si tu hijo viene el lunes a la feria, te lo vamos a despingar, dicen y le cuelgan...

Visite la bitácora Lunes de Post-Revolución, de Orlando Pardo Lazo, para leer la versión original y completa de esta entrada en particular del 15 de febrero de 2009.

¿Quién es Orlando Luis Pardo Lazo? Como señala Yoani Sánchez, en su bitácora Generación Y, la historia de este joven escritor cubano, censurado por las autoridades cubanas por su desencajonado pensamiento y su actitud desafiante, no es otra que la misma de otro escritor cubano, Heberto Padilla, vituperado y amenazado también cuarenta años atrás. Aunque pareciera que nada ha cambiado, los tiempos no son los mismos para una Revolución cuya involución de libertades refleja fielmente el autoritarismo carismático de su liderazgo en decadencia.


Dadas las circunstancias desfavorables para distribuir su último libro de cuentos titulado BORING HOME, y también para que una difusión amplia de su trabajo e historia personal ayude a proteger su libertad e integridad física, me tomo la libertad de publicar aquí una versión fiel y completa de éste.