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20 de mayo de 2020

La Verdadera Historia del Filme “EL SEÑOR DE LAS MOSCAS“.


En la década de los setenta del siglo pasado, no recuerdo exactamente el año, “El Señor de las Moscas” fue proyectado en Cuba. Era una copia de mala calidad, traída ilegalmente al país como otros muchos filmes. El bloqueo, la desastrosa política económica cubana, mas cierta tendencia humana de apropiarse de lo ajeno, permitió y justificó esa situación. Sin embargo, esa ilegalidad fue “afortunada” de cierto modo para el cubano corriente, atrapado como estaba en una isla del Caribe "not so far away" (no tan alejada). Víctima no novelesca del tormentoso devenir regional y mundial de la época. 
Los filmes, “incautados” o prestados, no eran seleccionados al azar. Respondían usualmente a tres categorías. Filmes soviéticos (dramas históricos o artísticos): Iván el Terrible, Potemkin, Solaris, Tchaikovsky; filmes de entretenimiento: Los Paraguas de Cherburgo, Fantomas; y filmes de países capitalistas, mayormente aquellos que reflejaban el carácter abusivo y alienante de sus sociedades. Algunos filmes húngaros, polacos, checoslovacos, y otros países del campo socialista, dejaban entrever veladas críticas sociales. Pero casi todos eran bodrios que solo algunos estómagos de cinéfilos podían tolerar.

Era una selectividad que trataba ingeniosamente de engatusar y confundir al espectador. Para el propagandista, “¡Nosotros, no! Nosotros vivimos en el mejor de los mundos posibles (como el carácter de Voltaire en su novela Cándido o el optimismo).
 No es incierto que el capitalismo poseyera y posee aspectos abusivos, e inclusive criminales. Salvo excepciones, en el socialismo ocurre lo mismo. La diferencia era que en el primero, el individuo podía y puede elegir; en el segundo... ¡Caca, niño! Factores a tomar también en cuenta son los históricos, culturales, económicos y geográficos. Pensaba en los países nórdicos como ejemplos a seguir… pero ese ideal se ha enturbiado un poco después de ver recientemente una serie titulada Midnight Sun (Sol de Media Noche) en HULU.
Cuando me topé casualmente con esta crónica, me dije: ¡Ah no, tengo que traducir y publicar este artículo. Sentí que había que ayudar a desmentir la falsa historia del escritor británico William Golding, y el consecuente filme producido a partir del libro. Era necesario revertirle a la narrativa, sobre todo en este momento, el carácter humanista y positivo contenido en la historia verdadera.





El verdadero Señor de las Moscas: lo que realmente sucedió a los seis niños náufragos que estuvieron aislados durante 15 meses.
En 1965, un grupo de escolares naufragan y quedan abandonados en una isla. Lo que les sucedió fue muy diferente al éxito de librería de William Golding.
Por Rutger Bregman

Durante siglos, la cultura occidental ha estado impregnada con la idea de que los humanos son criaturas egoístas. Esa imagen cínica de la humanidad ha sido proclamada en películas, novelas y libros de historia e investigación científica. Pero en los últimos 20 años, algo extraordinario ha sucedido. Científicos de todo el mundo han cambiado a una visión más esperanzadora de la humanidad. Esta evolución es aún tan reciente que los investigadores en diferentes campos a menudo ni siquiera se conocen entre sí.

Cuando comencé a escribir un libro, sobre esta visión más esperanzadora, sabía que había una historia que tendría que abordar. Ocurre en una isla desierta del océano Pacífico. Un avión acaba de estrellarse, y los únicos sobrevivientes son algunos escolares británicos que no pueden creer su buena fortuna. Alrededor, nada más que playa, conchas y agua por millas. Mejor aún: no hay adultos.

El primer día, los muchachos instituyen una especie de democracia. Un niño, Ralph, es elegido para ser el líder del grupo. Atlético, carismático y guapo, su plan es simple: 1) Diversión. 2) Sobrevivir. 3) Hacer señales de humo a los barcos que pasan. El número uno es un éxito. ¿Los demás? No tanto. Los niños están mas interesados en divertirse que en cuidar del fuego. Poco después, comienzan a pintarse la cara y quitarse la ropa; y desarrollan impulsos incontenibles: pellizcar, patear, morder.

Cuando un oficial naval británico finalmente desembarca en la isla, el lugar es un páramo humeante. Tres de los niños han muerto. “Esperaba - dice el oficial - que un grupo de muchachos británicos podría haber presentado un espectáculo mejor que esto". Ante ese comentario, Ralph estalla en lágrimas. "Ralph lloró por el fin de la inocencia” -  leímos - y por “el oscuro corazón del hombre"

Esta historia nunca sucedió. Un maestro de escuela inglés, William Golding, inventó esta historia en 1951. Su novela, “El Señor de las Moscas”, vendería decenas de millones de copias; sería traducida a mas de 30 idiomas y aclamada como uno de los clásicos del siglo XX. En retrospectiva, el secreto del éxito del libro es claro. Golding tenía una habilidad magistral para representar los aspectos más oscuros de la humanidad. Por supuesto, tenía de su lado el espíritu de la década de 1960, cuando una nueva generación estaba cuestionando a sus padres sobre las atrocidades de la segunda guerra mundial. ¿Acaso Auschwitz había sido una anomalía, querían saber, o hay un Nazi escondido en cada uno de nosotros?
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5 de mayo de 2020

SOGUETIS - Una "Comida Vaporosa"

Serie "ENTRADAS VAPOROSAS" #2
Amelia Funes, la ocurrente tía de mi padre - quien se bañaba en las playas de Nuevitas, hasta  tarde en su ancianidad, con un vestido a media pierna - acuño la famosa frase “comida vaporosa”. No es difícil explicar lo que quiso decir. La primera palabra de la frase significaba eso, comida. La segunda, vaporosa, quizás requiera un poco más de abstracción… pero no mucho. Vaporoso es aquello ligero, volátil… en fin, fácil y fugaz. Para ella, la frase expresaba: “voy a cocinar con algo hecho de antemano”. A menudo, el resultado final no era tan vaporoso, si no más bien algo deliciosamente distinto tanto en forma como en sabor. 
Una vez insertada en el vocabulario familiar, la frase chispeó aún más la simple pero agraciada existencia de Amelia Funes: la peculiar y chistosa ama de casa, proveniente de un pasado largo ido, en el Alfredo Adán # 614 del reparto camagüeyano La Vigía.

Amelia Funes, y su no afortunada hijastra Hortencia Córdova (Yaya).
En las casetas de la Playa Santa Rita, Nuevitas, Camagüey .


SOGUETIS, mi plato vaporoso, también brotó de una necesidad: hambre. La rebambaramba de Covid me agarró con la alacena prácticamente vacía. Como casi todos, inmovilización fue mi respuesta inmediata al reto invisible. Pero el hambre es una sensación/sentimiento más fuerte que el miedo. Este último radica en la intangibilidad de la mente, y dentro de la seguridad del cerebro; mientras que el primero radica en el estómago, donde el revolvimiento y los sonidos no son para nada intangibles… además de ser el órgano que sostiene al cerebro.
Una búsqueda relámpago en el refrigerador, y otros lugares de la cocina, no dio mucho resultado: un caldo con migajas de carne y papas en una olla, vegetales no muy frescos en un estante, y un montón de paquetes de espagueti!... ¡Eureka! ¡Una sopa! Si mi madre podía hacer sus famosas sopas de “nada” en Cuba, yo tenía suficientes ingredientes para también hacer una.
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3 de abril de 2020

P & P

Serie "ENTRADAS VAPOROSAS" #1


¡Protégete &
 Protégenos!
Protect Yourself and Protect Us!


No, el dedo no está fracturado. Esta cápsula ornamentada
es una interpretación artística, de protección anti-viral,
que he creado dadas las circunstancias de salud actuales. 

Vivo en un edificio relativamente grande. Sus elevadores
son indispensables para el acceso rápido y eficiente de sus
diferentes áreas. Por lo tanto, tocar botones es una acción
frecuente e inevitable. Al principio, utilizaba un codo. Aparte 
de incómodo y no preciso, eso también implicaba riesgo.

Empecé a utilizar toallas de papel, de esas que se usan en
la cocina. Cortando una hoja en cuatro, para ahorrar, utilizo 
una pieza que envuelvo alrededor del dedo índice como
 un tamal o un taco. Despuésboto ese pedazo usado.
 Posteriormente, creé esta sugestiva figura de papel maché.
 Hecha con el mismo tipo de papel, cinta adhesiva, 
pegamento líquido, acuarela... y un poco de inspiración.

De nuevo: ¡Protégete y Protégeme!

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13 de enero de 2020

A Nadar

NYDIA YOLANDA LEAL LEAL
(Mima)

13 de enero de 1923, Villa Clara CUBA
2 de julio de 2012, San Francisco U.S.A

Paz, corazón, deja que la hora de la
separación sea suave. No permitas que sea una muerte
sino una compleción. Deja que el vuelo a través del
cielo termine en plegamiento de alas
sobre el nido. Deja que el toque final de tus
manos sea gentil, como la flor de la noche.
Detente, o Final Hermoso, por un momento,
y di tus últimas palabras en silencio. Ante ti me inclino,
y levanto mi lámpara para iluminarte en tu camino.

HACIA UNA EXISTENCIA MAYOR
Rabindranath Tagore


En nuestra familia, siempre hubo esa noción de una Existencia Mayor. Sin embargo, cada uno de nosotros ha percibido ese tema con diferentes matices. En el caso de mi madre, extrañamente y extrañamente no, su percepción fue siempre muy peculiar. 

Extrañamente, porque en su familia hubo en todo momento, a través del tiempo, fuerte creencia y práctica religiosa. Madre y hermana nunca entendieron ese desapego de Nydia. Ella nunca elaboró mucho sobre esta disposición suya. Los primeros años de su vida transcurrieron en un ambiente rural rayano en la miseria. Tuvo una educación bien elemental, dada por mi abuela María de los Angeles. Afortunadamente, en la adultez, Mima iluminó su pensamiento con mucha lectura. María de los Ángeles, o Ángela simplemente, sí tuvo una educación avanzada. Pero quedó huérfana al nacer, y la madrastra la crió con desapego. Fue enviada lejos a estudiar internada, y luego la casaron a los catorce años con un hombre de veinticuatro con el que tuvo nueve hijos en fila. Hastiada de infidelidades, huyó con algunos de su hijos a otra provincia. Más tarde, en 1955, fue reclamada por un hijo y emigró a New York. Ciertamente, Angela fue una mujer buena y afanosa. Eso sí, seca y dura dadas las circunstancias de su vida.

Extrañamente no, porque, aparte del desapego religioso, mi madre poseyó siempre un arraigado sentido práctico de la vida. En diversos niveles, la religiosidad apenas se materializó positivamente en la familia; sobre todo, para ella en particular. Siendo una típica capricorniana, con los pies bien puestos en la tierra, la sublimación espiritual carecía de practicidad.   
En la ancianidad, a menudo Mima traía a colación el siguiente deseo: “Cuando fallezca, no quiero velorio ni enterramiento, junten mis cenizas con las de su padre y nos ponen a nadar”. Y acompañaba esta enunciación con movimientos de sus brazos y manos, como si estuvieran nadando. Pipo había fallecido varios años antes, y conservábamos sus cenizas en un lugar especial.

Alentarme a cumplir ese deseo me tomó seis meses. Mi familia no se atrevió a tocar el tema nunca más. De modo que, para mí, los preparativos adecuados fueron una tarea solitaria y dolorosa. Pero al mismo tiempo, el resultado final fue una misión hermosa y reconfortante para todos. Desde el 13 de enero del 2013, mis padres están nadando en la amplia y hermosa Bahía de San Francisco. 
¡Quién sabe, a lo mejor las corrientes marinas los han llevado a todos los mares del mundo!



Después de la ceremonia, en medio de la Bahía de San Francisco.
BALANCE, construcción de un artista japonés en Sausalito,
ese mismo día al otro lado de la bahía.






19 de diciembre de 2019

La Hermana Liu



En la China rural, la transgénero HERMANA LIU 
anhela tener una vida de familia.

Por Irene Wan, HUizhong Wu

GUANZHONG, China (Reuters)
Los compradores matutinos del mercado fijan sus vistas en Liu Peilin, cuando ella pasa con su chaqueta roja y una peluca gris cubierta con presillas de colorines. El maquillaje en sus mejillas es rosa brillante, y la sombra en los ojos de un tono que hace juego. Esta mujer de 63 años se ha dado a conocer no solo en el pequeño pueblo donde vive, al sur de China, sino también a nivel nacional e internacional. En el año 2012, noticias de un incendio, en un complejo residencial en la ciudad oriental de Qingdao, capturaron imágenes de un hombre que regresaba al lugar afectado donde vivía. Iba vestido con ropa femenina, y su pelo trenzado llevaba adornos coloridos.

El video se hizo viral, y los internautas chinos lo llamaron "Hermano Jubiloso", en burla por su travestismo de mal gusto. Pero Liu no era un trasvestí, había querido ser mujer desde su infancia, pero había reprimido ese anhelo por décadas.
"En ese momento no estaba permitido", comentó refiriéndose a la Revolución Cultural, cuando la gente se vestía con uniformes de inspiración soviética. "Tuve que tomar en cuenta los factores sociales, y enterré ese deseo en el fondo de mi corazón". No fue sino hasta sus cuarenta, después de la apertura en China, que Liu sintió ella podía comenzar a usar ropa de mujer. El breve roce con la fama, en el internet, le trajo un apodo no deseado que incitó burlas. Pero también la puso en contacto con una comunidad de apoyo.

A principios de este año, Liu tuvo que desalojar su apartamento como en muchas otras ocaciones. Su arrendador, en Qingdao, decidió aumentar el alquiler. Pero en marzo, su comunidad de apoyo la ayudó a mudarse al pueblo de Guanzhong, en las afueras de la ciudad sureña de Fuzhou.
Los admiradores de Liu Peilin la llaman "Hermana Liu". Le han enviado tanta ropa que su armario está lleno. Hay quienes también le envían libros e incluso arte. Pero a pesar de esta asistencia material, y el apoyo moral, Liu enfrenta todavía mucha discriminación. "Todos sabemos que no es una mala persona", comentó un funcionario de la aldea apellidado Lin, quien se negó a dar su nombre completo. "Pero comportarse como mujer, especialmente vestirse como una, no se ve muy bien ... algunas personas que no lo conocen piensan que está loco".

Por supuesto, Liu está desempleada a causa de la discriminación. Quiere someterse a una cirugía de reasignación de género, pero carece de fondos para ello. Documenta sus experiencias personales, y su vida cotidiana, anotándolas en un diario.
"Espero que pueda tener una vida normal en el futuro, cuando cambie mi género más adelante", dice Liu. “Quiero casarme y tener una familia. No importa si pueda o no tener hijos. Quiero encontrar un compañero, quiero vivir una vida ".







15 de noviembre de 2019

El Paisaje Nevado de un País Tropical...

... o de Mucho Chino en China


De izquierda a derecha: Leonor Córdova, prima de mi padre e hija de Amelia;
 Aurora y Amelia Funes, hermanas; y a la derecha Nydia Leal, mi madre. 
Calle Alfredo Adán # 614, La Vigía, Camagüey en los años 50.

Tías de mi padre, Aurora y Amelia fueron las únicas mujeres de nueve hermanos. Estar en minoría debió originar la gran compenetración existente entre ellas. Además de afabilidad y generosidad, a pesar de la pobreza material de sus hogares, ambas compartían muchas otras cualidades. Resaltaba entre ellas, un gran sentido del humor, agudizado por las chifladuras en que incurrían ocasionalmente. Eso sí, Aurora era la reina indiscutible del despiste. 
Como aquel día que decidió deshacerse de su maltrecha máquina de coser. Alguien se interesó en comprarla, y Aurora atendió solícita al visitante: "¡Sí señor, cómo no, pase adelante por favor! Es de una marca muy reconocida, Singers" - comenzó a explicar cuerdamente, para comentar seguidamente, mientras alzaba sus ojos vagamente al techo: “¡Tiene un pespunte malo... y cose tan mal..!” 
O aquel otro, cuando fue de compras al Comercio, la zona de tiendas minoristas más popular de Camagüey en aquella época. Mientras paseaba las principales calles, y visitaba los diferentes establecimientos para hurgar entre las mercancías, Aurora notó extrañada que algunas personas la miraban de soslayo. Hasta hubo quienes se apartaron de ella con sobresalto. De regreso a la casa, su hermana Amelia la esperaba en la puerta de la calle con los brazos cruzados y el ceño fruncido. “Aurora, ¿qué diablo haces con esa tranca en el sobaco?” Distraída como de costumbre, en vez de la sombrilla, Aurora había agarrado la tranca de asegurar la puerta de la calle durante la noche. 
La frase mágica que inspiró el título de esta entrada proviene también de una de sus anécdotas. Una tarde invernal camagüeyana, cuando el frío "aprieta" tanto que puertas y ventanas son "cerradas a calicanto", la familia se aglomeró en el pequeño comedor, como era costumbre entonces. De esta manera bandeaban juntos la temperatura inusual; chismeando o haciendo cuentos, mientras saboreaban chocolate espeso y caliente, acompañado con gruesas galletas de soda llamadas "de campo". Más tarde, ateridos de frío, y con los temas de conversación agotados, el chachareo fue menguando poco a poco hasta extinguirse. El silencio era interrumpido solamente por los chupeteos ruidosos del chocolate caliente, y el mordisquear de las voluminosas galletas. Deseando reanimar el ambiente, alguien lanzó inesperadamente la siguiente pregunta: "¿Cuál paisaje les gustaría ver más?" Entusiasmada por el desafío, Aurora saltó como un resorte de su taburete y exclamó:  "¡El paisaje nevado de un país tropical!"  Pausa momentánea... seguido después por estruendosas carcajadas de los presentes. 

Del repertorio de improntas familiares archivados, a través del tiempo, esta auroreada de Aurora ha sido la preferida. El surrealismo incongruente de su imagen contribuyó a mi aceptación de lo fantástico como una posibilidad. Y también a entender que pueden existir, en aceptable harmonía, diferentes formas de razonamiento.
Pero nunca imaginé que años más tarde, a miles de kilómetros de distancia, su frase fuese a cobrar tanta importancia cuando trascendió a las esferas del campo económico, político y social. ¡Quién lo iba a decir, Aurora!
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9 de noviembre de 2019

¡Ni de CONGO, ni de CARABALI... pero de YORUBA, sí!


El tema de la discriminación racial no es fácil de tratar con ecuanimidad. El racismo, en sus diversas manifestaciones, está arraigado tanto en las sociedades desarrolladas, como en las menos avanzadas. A menudo infructuosamente, estas últimas han aspirado con fervor a lograr cambios económicos y sociales radicales. Enarbolados principios de libertad e igualdad han derivado luego en indigestiones de sus crudas realidades. En general, las soluciones han sido pobres; o peor aún, evadidas abiertamente por élites enfocadas en mantener su poder.
Es cierto que no es fácil cambiar y potenciar la mente humana con mejores ideas y principios. Sobre todo si un país está en desarrollo, y su propósito de avanzar está gravado con miríada de eslóganes vacíos y soluciones poco prácticas; sin olvidar el vaivén y la vacilación en cuanto al rumbo correcto a seguir. Esto último causado por el temor a los conflictos internos de carácter ideológico y político.
Por supuesto, la evolución del movimiento LGBTQ+ en Cuba tampoco ha escapado a la tara de la discriminación racial. En su conciencia, el racista oculto, apoderado o no, justifica el rechazo y cuestionamiento de esta realidad porque la considera divisiva y peligrosa para la estabilidad nacional. No obstante, en este asunto juega un papel esencial el disgusto personal, la liviandad de propósito y el prejuicio ancestral incrustado en su psiquis.

Hay quien llama solemnemente por una Unidad en abstracto, ignorando a menudo la parte más controversial e importante de esa ecuación dialéctica: la Lucha. A menudo ignorado, éste componente del desarrollo no necesariamente implica caos o destrucción si su uso, conceptual y práctico, se aplica con metódica e inteligente valentía. Unidad no existe sin acompañamiento de Lucha. Forman una dualidad inevitable e irrefutable. En el supuesto caso que Unidad exista forzadamente sin Lucha, no conduce a sitio alguno Eso fue demostrado filosófica y prácticamente hace mucho tiempo. ¿Por qué? Sucintamente, porque Unidad sin Lucha lleva al estancamiento y deterioro del desarrollo humano en todos los niveles: social, económico, intelectual, educativo, cultural, etc. Lo cual, paradójica e inevitablemente, lleva al caos desestabilizador que tanto aterroriza al "unificador". Como la mentira, puede correr por mucho tiempo, sólo para ser alcanzada por la verdad en un instante.

  Trasfondo de la Unidad (en abstracto):

Unidad (en abstracto) = ¡no hagan olas que se hunde el bote!

Desafortunadamente, el racismo está "saludablemente" presente en la psique de la población cubana. En ocasiones, abiertamente; en otras, camuflado con hiriente sentido del humor. Es un problema grave que nunca ha sido confrontado en forma abierta, honesta, ni sistemáticamente. Como otros asuntos de la sociedad cubana sin resolver, el racismo ha sido enmascarado con esa noción de Unidad (en abstracto). No han sido efectivos los decretos constitucionales o las consignas igualitarias lanzadas; y menos aún, las negaciones de los que se consideran inculpables. En mayor o menor grado, la discriminación racial está presente en todos nosotros. Esto a pesar de que todos portamos, en nuestros cuerpos, manchas, pecas y otros recordatorios del origen común de la especie humana.

Recientemente, aunque en muy menor escala, experimenté la irracionalidad del racismo. Ocurrió en el contexto de una reunión familiar, y el hecho me hizo reflexionar y escribir sobre la experiencia.
Meses atrás decidí aprender más sobre la conformación étnica de mi ascendencia. Sentí curiosidad por explorar mi asumida cabalidad española. Existen diversas compañías, algunas comerciales y otras sin intenciones de lucro, especializadas en la materia. Contacté una de ellas y encargué un kit. El servicio no es caro, y el método de hacer la prueba es fácil. Consiste simplemente en frotar, con un cotonete, el interior de una de las mejillas. Éste debe ser colocado posteriormente en un pequeño receptáculo plástico acondicionado para ese uso. El receptáculo debe ser enviado por correo a su destino en un sobre especial.

Estas compañías requieren del cliente que acepte cláusulas que las liberan de responsabilidad. Esto último, para evitar riesgos legales en caso de que la información adquirida resulte ofensiva o menoscabadora. También advierten que pueden salir a luz asuntos con repercusiones engorrosas. Como es el caso de familiares disputándose herencias, propiedades, etcétera: puede descubrirse que, étnicamente, una o varias personas pudieran no formar parte del mismo clan familiar. Pero en mi caso, no creí que mis trastos fuesen motivo de disputas serias en el futuro. Así que ordené el kit, seguí las instrucciones pertinentes, y esperé impacientemente...
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