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16 de marzo de 2007

Un Espacio Público sin Control Oficial para el Cubano Homosexual.



La idea de crear este espacio cibernético nació paulatinamente de la siguiente realización: el aislamiento del cubano homosexual donde quiera que se encuentre. 

Así como también de la ausencia, o limitada existencia, de vehículos de expresión propios donde exponer nuestros intereses como individuos y como grupo social; donde expresar nuestra perspectiva acerca del acontecer general de la sociedad cubana, como miembros integrantes de ella.
A menudo, he visitado sitios de búsqueda en el Internet. Usando diferentes combinaciones de palabras temáticas, he mirado por señales de nuestra voz. No existe voz alguna; a lo más, rumores y comentarios esporádicos. Como dice el refrán, "el que calla, otorga". Si no encontramos la forma adecuada de expresar abiertamente nuestro pensar y nuestro sentir, alguien lo hará por nosotros. Lo cual ya ha sucedido, repetidamente, con resultados generalmente poco halagüeños para nosotros.
Hace poco encontré un sitio comercial que listaba nombres y fotos de cubanos de la Isla en búsqueda de parejas. El descubrimiento me produjo alegría, pero también me produjo simultáneamente pena. Alegría al ver una amplia gama de cubanos homosexuales proyectándose hacia afuera con la esperanza de poder conectarse. Unos, buscando el desahogo sexual rápido y sin compromiso; otros, con diferentes estilos, buscando el compañero de alma. Me dolió ver la soledad, la desesperación de algunos rostros, la falta de comunicación entre ellos mismos. Me apenó ver, así mismo, la ingenuidad y el peligro a que se exponen en balde cuando usan un sitio comercial cuya promesa de acceso gratuito esconde condiciones de pago imposible de cumplir por ellos.
Pero a pesar de este atisbo modesto en su esfuerzo exploratorio, el homosexual cubano de cualquier categoría, como en cualquier otra parte del mundo, no vive solo para satisfacer su apetito sexual o sus necesidades emocionales. Él es un miembro activo de la sociedad, y su papel en ella es tan importante como la de cualquier otro ciudadano con derechos y obligaciones. El homosexual cubano es parte de las hebras sociales cuya tejido total conocemos como cubanía. Pero al igual que otros sectores componentes de este tejido, lo hace con características distintivas que lo enriquecen, que no lo detrimentan como algunos individuos, o sectores sociales retrógados, quieren hacer ver.
El homosexual no ha escogido participar en la vida del modo que lo hace. Ha brotado en la naturaleza, y en las sociedades humanas, de manera espontánea. Es importante tomar en cuenta esta última idea, a pesar de los argumentos esgrimidos por el heterosexual ignorante; o el homosexual hipócrita que se avergüenza de sí mismo, y con maña adquirida se cubre el rostro con la máscara de la heterosexualidad. Para ellos la homosexualidad es un "estilo de vida" inmoral y escapista que "hemos escogido". Y al "escogerlo", hemos rescindido la actitud social apropiada que la "normalidad" requiere. "Normalidad" con la cual ellos se abanderan para arrogarse el derecho a relegarnos al lugar adecuado para los renegados del gran edificio social: los vericuetos oscuros de su sótano.

Esta bitácora no pretende convertirse en la voz de los homosexuales cubanos. Sólo aspira a ser un pequeño foco luminoso de esperanza y amor para ellos donde quiera que estén. El día que nos destapemos a hablar y actuar, como sucedió en España, el vocerío será tal que distinguir una voz en particular va a ser una tarea difícil. Aunque esto ocurra, estoy impaciente de que ese día llegue. Estoy seguro que personas más preparadas, con más diciplina profesional, entusiasmo y juventud, se organizarán para crear no a una voz, sino un coro de voces capaz de entonar las notas que se necesiten en el momento adecuado. Por supuesto, habrá dificultades y problemas: desafinamientos, roturas y separaciones; pero habrá también reencuentros y triunfos. Todo lo cual no es más que el modus vivendi característico del arroz con mango de la experiencia existencial humana.
Los homosexuales somos un conglomerado humano vario. Entre nosotros mismos hay rechazos, discriminaciones, y hasta negación del modo de ser particular de individuos, o grupos con los cuales no nos identificamos. Aclaro que no considero que mis alter egos, Gladiolo y Macho, sean los representantes únicos del homosexual cubano. Ni tan siquiera los más representativos. Es más, dudo que haya representantes o estereotipos algunos. Uso sus peculiaridades, y puede que utilice otras, como un instrumento literario y coloquial con que dirigirme al lector. Y si logro interesarlo suficientemente, para interactuar civilizadamente con él de ese modo; esté de acuerdo, o no, con el asunto presentado a través de ellos por mí.