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7 de noviembre de 2008

OBAMA Y CUBA. Artículo de Rafael Rojas, historiador cubano exiliado en México.


El siguiente artículo realmente merece atención debido a la tesis que elabora en él Rafael Rojas, historiador cubano exiliado en México. He incluído un fragmento con el objetivo de animar al lector a que visite el sitio donde lo encontré, y cuya filación política desconozco. En definitiva, el lugar, o los lugares de su publicación, no determina para nada la lucidez y el acierto expresado por el autor en el artículo.
Aparte de la visión política arcaica y antidialéctica de los comentarios de Fidel Castro y otros, para usar el propio lenguaje marxista de enfoque histórico que pretendió sustentar la dirigencia cubana , el trasfondo principal de ellos no es otro que la necesidad de mantener las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos lo más frígidas y distantes posibles. En mi opinión personal, de todas las presidencias estadounidenses, la que más ha afectado el estado de involución e inmovilidad social y política de Cuba ha sido la de Jimmy Carter.
Donde hay comunicación e intercambio, irremediablemente hay competencia de ideas, de métodos, y de soluciones. El diálogo también expone abiertamente las debilidades ideológicas, sean éstas cuales fuesen, y las vulnerabilidades de quienes las sustentan. Lo cual, por supuesto, conlleva cambios que los detentadores del poder en la isla no quieren por una muy simple y básica necesidad humana: supervivencia del estado de cosas para poder sobrevivir ellos personalmente. La lección aprendida durante aquellos cortos años de apertura fue muy bien asimilada en Cuba, pero de dos maneras fundamentalmente opuestas: primero, el desarrollo económico y el logro de libertades sociales no es un objetivo, no es una meta, es sólo un proceso contínuo que conlleva un trabajo muy duro y amplio por parte de TODOS los sectores de la Sociedad Civil y las instituciones del Estado; segundo, completamente convencidos de la inabilidad de TODOS los sectores de la Sociedad Civil para llevar a cabo esas tareas junto a las intituciones del Estado, la élite gobernante (o vanguardia social, como se llama eufemísticamente a sí misma) se reafirmó en la idea de que cualquier intento de amplia participación, nacido internamente o inspirado desde el exterior, solo serviría para socavar el destino de la nación que pretenden representar; o sea, socavarse a sí mismos. No es asunto de risa, por supuesto, pero...¡cómo se divierte Laffing Sal con los políticos despistados y obtusos que, investidos de alta demagogia seudorevolucionaria, viven en sus vitrinas de realidad virtual, respirando y alimentándose de sus ideas obsoletas! A continuación, el texto del artículo de Rafael Rojas:




El primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro, escribió que John McCain y Barack Obama eran lo mismo y vaticinó que, llegado el momento, este último, quien de "puro milagro no ha sufrido la suerte de Martin Luther King", no saldría electo ya que el "profundo racismo" que existe en Estados Unidos "hace que la mente de millones de blancos no se reconcilie con la idea de que una persona negra con la esposa y los niños ocupen la Casa Blanca, que se llama así, Blanca". El secretario cultural de ese mismo partido, Eliades Acosta Matos, fue más lejos y dijo que el candidato demócrata era, como Colin Powell y Condoleezza Rice, un producto del neoconservadurismo norteamericano, más peligroso aún que el republicano, puesto que representaba las "suaves maneras del contraataque"...

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