Actor, dramaturgo, cuentista y poeta, Ariza fue un artista integral, a tiempo completo, sin opción para escoger ningún otro destino
Al triunfo de la insurrección contra Batista, le calculo entre 18 y 20 años, ya con las lecturas suficientes para estrenar su nombre en el suplemento Lunes de Revolución con un breve relato. Para 1963, mi condiscípulo Carlos Luís Morales del Castillo Toirac y yo coincidimos con él en una mesa de la sala de lectura de la Biblioteca Nacional José Martí. René, brillante, seguro de su condición de escritor, nos leyó o nos contó enseguida una tanda de historias familiares que nos pasmaron. Maravillaron a adolescentes que empezábamos a querer ser escritores como Hemingway. Claro que a René, el viejo alcohólico del Floridita no le decía ya nada. Volvimos a vernos allí otras veces, pero cuando él mostró su homosexualidad nos asustamos y dejamos de verlo. Además, nosotros estábamos prematuramente intoxicados de compromiso social y René cazaba ya en cotos mayores...
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