El Desfile del Orgullo LGBT de San Francisco - de este año - fue uno de los más largos y concurridos de su historia. Empezó a las 10:30 de la mañana y terminó a las 2:30 de la tarde. Lo encabezó, como ha sido usual en los últimos años, Dykes on Bykes, un grupo numeroso de mujeres motociclistas de diferentes extracciones sociales, raciales, económicas y políticas que, con gran estruendo de sus máquinas, se desplazó rápidamente por Market Street, la principal calle comercial de San Francisco. Quizás, la polirización política generada por la validación de la Corte Suprema de Justicia de California - de la enmienda constitucional llamada Proposicíon 8 que prohíbe el matrimonio entre homosexuales - fue la causa principal de tanta participación.
Esta proposición discriminatoria fue llevada a votación unos meses atrás, patrocinada fundamentalmente por la iglesia mormona. Pero no fueron ellos los únicos involucrados en el financiamiento de las campañas en contra del matrimonio gay. La población hispana tradicional jugó un papel fundamental en la aprobación de la Preposición 8. Ésto a causa del carácter altamente religioso de este sector social, y también al trabajo de propaganda negativo - en muchas instancias difamatorio - de fuerza opuestas al matrimonio entre homosexuales. La derrota, por supuesto, es temporal. Como con otras causas sociales, donde los derechos civiles de sectores sociales estadounidenses han sido reprimidos o violados, solo es cuestión de tiempo que la situación cambie a favor nuestro. El futuro inmediato lo confirmará.
El video a continuación está compuesto de fotos que tomé durante este desfile. Contiene imágenes apropiadas al devenir reafirmativo de nuestras identidades, a la quiebra de moldes y deseos - por parte de algunos - de que nos mantengamos quietos en espera de condiciones "adecuadas", de la "justicia" que nos van a otorgar los injustos; a que usemos el lenguage "apropiado", el "tacto polítco" para no ofender las "sensibilidades" de los discriminadores, etc. Voces que llaman a la obediencia y autocensura conformista para no formar olas opositoras. Quién no recuerda la frase: ¡CABALLEROS, NO HAGAN OLAS! La táctica patronizadora y dilatadora que esquiva el reclamo directo de derechos y necesidades. No, la táctica debe ser: ¡CABALLEROS, HAGAN SUNAMIS! ¿Dilaciones? ¡Cómo si cualquier cambio verdadero, cualquier libertad individual o grupal al que aspiremos, nos va ser otorgado libremente por quienes nos han obligado - durante siglos - a estar escondidos en los escaparates, sótanos, y cloacas de la sociedad!
Con motivo de las celebraciones del Orgullo, se celebró el Festival Internacional de Cine LGBT de San Francisco en los cines Castro, Roxie y Victoria del 18 al 28 de junio. Gracias a una amiga, obtuve varias entradas gratis y pude ver algunos de los films.
La calidad y variedad de temas me asombró. Los filmes que pude disfrutar eran valorizadores desde el punto de vista humano; sin importar si sus temas fuesen abordados desde una perspectiva sombría o alegre, de inpiración realista o abstracta, ficticia o documentaria. No soy crítico de cine, pero puedo decir certeramente que algunos de los films poseían gran valor artístico.
Me llamó mucho la atención el documental Global Queers, que incluía entre sus historias a un grupo de música hip hop llamado Las Krudas, integrado por lesbianas cubanas.