G

10 de marzo de 2009

La enseñanza de la iglesia católica sobre la homosexualidad - Publicado por ACIPrensa


DIVERSIDAD SEXUAL 
EN PIRAS ECLESIÁSTICAS


EN ESTA SECCIÓN, GLADIOLO SOY TRAE AL LECTOR ARTÍCULOS CON ANÁLISIS SIMPLISTAS, CONDESCENDIENTES Y CONTRADICTORIOS QUE PRETENDEN EXPLICAR ASTUTAMENTE LA HOMOSEXUALIDAD DE UN MODO COMPASIONADO, PERO QUE EN REALIDAD INTENTAN AGRUPAR A LOS MIEMBROS DE LA DIVERSIDAD SEXUAL EN UNA CATEGORÍA DE DESCARRIADOS IRREPONSABLES Y AMORALES QUE NECESITAN SER GUIADOS DE VUELTA AL REBAÑO.

MIEMBROS DE ALGUNAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS, CON LOS DE LA IGLESIA CATÓLICA A LA CABEZA, ALEGAN QUE LA "CONDUCTA HOMOSEXUAL", EN PARTICULAR, ES DAÑINA PARA EL INDIVIDUO Y PELIGROSA PARA LA SUPERVIVENCIA DE LA FAMILIA Y EL GÉNERO HUMANO. CON ESTE CRITERIO, CONSIDERADO POR MUCHOS COMO ALTRUÍSTA Y JUSTIFICADO, TRATAN DE EXPLICAR LOS INTENTOS POR ACALLAR A QUIENES, A NIVEL MUNDIAL, LUCHAN POR ALCANZAR IGUALDAD DE DERECHOS HUMANOS.




6 de marzo de 2009

Una Pirámide Singular: Perro-Gato-Rata


Carlos Lage y Felipe Pérez Roque - IN MEMÓRIAM

“La miel del poder,
por el cual no conocieron sacrificio alguno,
despertó en ellos ambiciones
que los condujeron a un papel indigno.”
Fidel Castro


“... La tiranía no es un asunto de robo y violencia menor,
sino de saqueo al por mayor, sagrado y profano, privado o público.
Si alguien es capturado cometiendo los crímenes detallados abajo,
se le castiga y deshonra: sacrilegio, secuestro, hurto, fraude, robo 
son los nombres que damos a esas formas de infracciones leves.
Pero cuando un hombre tiene éxito en robarse el cuerpo entero de 
los ciudadanos, y los reduce a la esclavitud, hay quienes se olvidan 
de esos nombres feos, y lo llaman feliz y afortunado, como hacen 
todos los demás que oyen de su mal comportamiento no mitigado.”
Platón, La República.


Caminaba meditativo cerca de Union Square, uno de las áreas comerciales y turísticas más importantes de San Francisco. Vivo en los alrededores, y había salido, contra mi voluntad porque hacía frío esa mañana, para avituallar mi despensa. La crisis económica ha mantenido alejados a los turistas nacionales y extranjeros desde hace un tiempo. Pero aún así, me sorprendió la escasez de público en la zona. Usualmente, está rebosante de peatones entrecruzándose en todas direcciones. La imagen que viene a la mente - viendo el espectáculo de ese movimiento humano - es el de un telar en función. La trama y urdimbe viviente - siempre distinta - crea a diario una gran tela cosmopolita que viste nuevamente de Humanidad a la ciudad.

Al llegar a una esquina de la céntrica zona, un espectáculo singular hizo que me detuviera junto a otros transeuntes. Meneando pausadamente un rabo frondoso, como para no desequilibrar al resto de la cuadrilla, un perro de mediana talla se mantenía impasible al lado de su amo. No era para menos el interés despertado por el canino. Acurrucado sobre su lomo - también imperturbable - un gato obeso se dedicaba a observar con indiferencia los alrededores. Los espasmos involuntarios del pelaje cubriéndole sus paletas - hacían de éstas un sitio poco estable para acunar a la diminuta rata blanca que trataba de asentarse entre ellas. Ella, desde su altura privilegiada, oteaba alerta y nerviosamente el horizonte. Era evidente que el roedor no se sentía seguro en aquel cuadro idílico de fraternidad biológica. Para compensar su precaria posición en aquella pirámide - y mantenerlo enfocado en impresionar al público que los alimentaban con sus donaciones, la rata era quien recibía más golosinas de su amo.
Hice fotos rápidas y de mala calidad - al excepcional grupo - con mi teléfono. Los medios de comunicación brindan a diario una retahíla de imágines graciosas, aterradoras o tontas; pero no todos los días disfrutamos de una mini función de Planeta Animal en vivo.

Había dado media vuelta, para retirarme, cuando una pequeña conmoción a mis espaldas me detuvo. Miré hacia atrás, y apenas tuve tiempo para ver a la rata en el aire - pataleando y chillando aterrada - para caer en el suelo. ¿Qué había pasado con la provechosa armonía? Atiné a mirar hacia donde estaban el perro y el gato. El amo comandaba al perro a que dejara de sacudirse, mientras el gato se mantenía en equilibrio con sus garras encajadas firmemente en el lomo de aquél. ¿Era odio lo que notaba en sus ojos cuando miraban al roedor caído y tembloroso? ¿Había sido una necesidad ancestral del perro para mostrar su supremacía? ¿O las uñas clavadas - en el lomo del perro - había sido una provocación insidiosa del gato para provocar a éste?
Incrédulo de mi propia subjetivismo, me encogí de hombros con indiferencia. Meditativo, continué mi camino.




17 de febrero de 2009

BORING HOME, por Orlando Luis Pardo Lazo

por Orlando Luis Pardo Lazo.

Pudo haber sido un título de Roberto Bolaño, el chileno muerto y universal. Un tipo que no encajaría del todo en el staff de la XVIII Feria Internacional del Libro de La Habana, dentro de las murallas "morales" y los reciclados fosos de fusilamiento de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña (del 12 al 22 de febrero, sede principal del evento).

Y, en efecto, nuestros detectives domésticos, no menos salvajes que los de Bolaño, me llaman por teléfono a cada hora para aterrorizar a mi madre septuagenaria y con enfisema. Son jóvenes, varones, y se escudan tras un teléfono público para practicar la sintaxis profiláctica del paredón: si tu hijo viene el lunes a la feria, te lo vamos a despingar, dicen y le cuelgan...

Visite la bitácora Lunes de Post-Revolución, de Orlando Pardo Lazo, para leer la versión original y completa de esta entrada en particular del 15 de febrero de 2009.

¿Quién es Orlando Luis Pardo Lazo? Como señala Yoani Sánchez, en su bitácora Generación Y, la historia de este joven escritor cubano, censurado por las autoridades cubanas por su desencajonado pensamiento y su actitud desafiante, no es otra que la misma de otro escritor cubano, Heberto Padilla, vituperado y amenazado también cuarenta años atrás. Aunque pareciera que nada ha cambiado, los tiempos no son los mismos para una Revolución cuya involución de libertades refleja fielmente el autoritarismo carismático de su liderazgo en decadencia.


Dadas las circunstancias desfavorables para distribuir su último libro de cuentos titulado BORING HOME, y también para que una difusión amplia de su trabajo e historia personal ayude a proteger su libertad e integridad física, me tomo la libertad de publicar aquí una versión fiel y completa de éste.




16 de febrero de 2009

Sobre el Silencio Precioso y Práctico, por Ernesto Fundora


Hacer silencio en nuestros días se ha vuelto un conflicto, no hacerlo, una patología existencial. Quienes vivimos en grandes ciudades sabemos que por las noches nos arrulla un hum, susurrar imparable de vibraciones, emisiones, bullas urbanas que inciden involuntariamente en nuestro sentidos y que irritan sutil nuestra sistema nervioso. En occidente desde que nacemos nos enseñan a llorar propiciándonos nalgadas, y luego como primera gran meta de la enseñanza, a hablar hasta por los codos. Lamentablemente ni en casa, ni en la escuela, ni en la calle nos enseñan a callar o en su forma más elevada y menos represiva, a hacer silencio. La ruidosa vida moderna propone al hombre una insensibilidad con el silencio. El monstruoso legado industrial y tecnocrático acrecienta el principio de desamparo y de desolación. Aunque el espíritu de nuestra época intenta convencernos de que por habitar grandes urbes y estar rodeados por lo mediático así como vivir inmersos en la multitud, estamos menos aislados, reconocemos taciturnos que experimentamos una rarísima desconexión interpersonal. La seducción por las maquinas comunicativas rompe la quietud de cualquier intento meditativo o relajante. Cuando no suena un celular, se dispara una alarma, colapsa una lluvia de cláxones, resuena el estruendo de algún reactor. Somos los personajes operáticos al centro de un drama ruidoso e inclemente poblado de objetos que nos arrebatan la opción humana de la quietud. El retiro espiritual como búsqueda de una paz interior promulgada por la tradición Judea-cristiana resultó insuficiente y cada vez son más los jóvenes que se proyectan hacia las doctrinas alternativas de la meditación: el budismo zen, el tibetano, el yoga, el tantra y otras teosofías o disciplinas organizadoras de nuestra unidad cuerpo-mente-espíritu. Desde Sai Baba hasta Chopra, desde Gautama a Krishnamurti, el equilibrio y la sincronización que proponen sus prácticas, nos resultan paradójicamente más alentadoras y modernas a pesar de su raíz milenaria y distancias culturales, algo que evidencia la crisis de paradigmas en el occidente actual. Por consiguiente: se impone hacer silencio. Tanto los emisores como los receptores, los productores como los consumidores, todas las partes necesitamos resetear el espíritu, reprogramar la maquina humana con endorfinas que garanticen un estilo de vida feliz y soportable. La mayor parte de los conflictos humanos tienen una raíz semántica: la vestidura lingüística con que el ego se explica a si mismo sus problemas, el fracaso o la conquista de sus deseos. La gente olvida que la mente puede ser universal y debe estar conectada con la totalidad; olvidan además que su comportamiento inferior es ser individual, finita y estar obsesionada con la materia del deseo. La gente- yo incluido- se refugia en el reino dicotómico de la palabra y de los pensamientos para darle la espalda a la realidad que los hace mendigo. Ser o no ser, esa es la pregunta, la de Hamlet abrumado, la de todos nosotros, príncipes y obreros. Vanidad de vanidades, prestigio, autorrealización, liderazgo, posesiones que nos alejan de una paz urgida de lo ecuánime, con perfiles contemplativos quizás menos audaces y redituables materialmente, pero viscerales en la transformación de un modo de vida sobrado en desdichas y palabras ruidosas que pretenden llenar el recipiente que debió quedar vacío, o en su defecto, colmado de naderías, silencios y austeridades. Occidente siempre apela a lo legal para resanar pendientes morales. No os asombréis entonces sin en un futuro cercano, a algún jurista soberbio se le ocurre legislar el uso de la palabra pública, en pro de la recuperación del socorrido silencio.