Apretando fuertemente ambos puños contra su Cinturón Mágico, en postura mostrativa de su fortaleza y arresto, Hipólita oteaba cuidadosamente el horizonte - desde el montículo dinástico heredado - con los ojos entrecerrados e irritados por el esfuerzo.
No lejos de ella, a su espalda, Melanipa, Antíope - y otras amazonas de la Diversidad - cuchicheaban confundidas. Para calmarlas, pero sobre todo para acallar sus propias dudas, Hipólita comentó algo - ensimismada pero en voz alta - que sólo causó más miradas de interrogación entre los presentes:
"No le encuentro una justificación, yo lo que quisiera saber es por dónde va la traba para dialogar, a veces te argumentan que están en proceso leyes muy importantes, pero para mí ésta no tiene comparación."*Mientra hablaba a sus seguidores, algo en el rabillo de su ojo izquierdo grabó súbitamente su atención... Dos columnas de humo en la distancia - desiguales en cualidad y colorido pero afines en esencia - se inclinaban hacia una misma dirección empujadas por vientos oportunos. Curiosa - y audaz como siempre - Hipólita decidió investigar...
* Comentario de Mariela Castro, a la agencia española EFE, cuando fue cuestionada al respecto.