Trató de impactar al país para que enfrentara el SIDA como una emergencia de salud pública, y previó que podría matar a millones independientemente de su orientación sexual.
Larry Kramer, el destacado escritor cuya campaña estridente y antagónica para una respuesta total a la crisis del SIDA, y que ayudó a cambiar la política nacional de salud en las décadas de 1980 y 1990, murió en el mes de mayo en la Ciudad de Nueva York, Manhattan. Tenía 84 años.
Su esposo, David Webster, dijo que la causa había sido neumonía. Kramer había resistido la enfermedad durante gran parte de su vida adulta. Años antes, había sido infectado con VIH, el virus causante del SIDA. Pero ya con anterioridad había padecido una enfermedad hepática que lo llevó a tener un trasplante exitoso de hígado.
Autor, ensayista y dramaturgo, especialmente aclamado por su obra autobiográfica de 1985, “El Corazón Normal”, Larry Kramer era reconocido tanto en el mundo de las letras como en la esfera pública. En 1981 fue uno de los fundadores de Gay Men's Health Crisis, la primera organización de servicio para personas VIH positivas, aunque sus compañeros de dirección lo expulsaron un año más tarde debido a su enfoque agresivo. Él les devolvió el cumplido llamándolos "una triste organización de mariquitas".
Fundó entonces un grupo más militante, Act Up (SIDA Coalición para Desatar Poder) cuyas acciones callejeras, que exigían una aceleración en la investigación de drogas contra el SIDA, y el fin de la discriminación contra los hombres homosexuales y las lesbianas, interrumpieron gravemente las operaciones de oficinas gubernamentales, Wall Street y la jerarquía Católica Romana.
"Uno de los alborotadores más valiosos de Estados Unidos", lo llamó Susan Sontag.
Incluso algunos de los funcionarios, a los que Kramer acusó de "asesinato" y “genocidio", reconocieron que sus arrebatos eran parte de una estrategia para conmocionar al país, y hacer que se enfrentara al SIDA como una emergencia de salud pública.
A principios de la década de 1980, Kramer fue uno de los primeros activistas en prever que, lo que al principio había causado alarma como una forma rara de cáncer entre los hombres homosexuales, el SIDA se propagaría por todo el mundo, como cualquier otra enfermedad de transmisión sexual, y mataría a millones de personas sin importar su orientación sexual. Dadas las circunstancias, dijo: "Si escribes una carta tranquila, y se la envías por fax a nadie, se hunde como un ladrillo en el río Hudson”.
El experto en enfermedades infecciosas Dr. Anthony S. Fauci, director durante mucho tiempo del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, fue uno de los que recibió el mensaje, después de que Kramer escribiera una carta abierta publicada en The San Francisco Examiner en 1988 llamándolo un asesino y "un idiota incompetente".
"Una vez que superaste la retórica", dijo el Dr. Fauci en una entrevista para este obituario, "descubres que Larry Kramer tenía mucho sentido y un corazón de oro".
El señor Kramer, dijo el reconocido científico, lo había ayudado a ver cómo la burocracia federal realmente estaba frenando la búsqueda de tratamientos efectivos. Le dio crédito a Kramer por desempeñar un papel "esencial" en el desarrollo de regímenes de medicamentos elaborados que podrían prolongar la vida de las personas infectadas con el VIH, y en impulsar a la Administración de Alimentos y Medicamentos a simplificar su evaluación y aprobación de ciertos medicamentos nuevos.
En los últimos años, Larry Kramer desarrolló una amistad a regañadientes con el Dr. Fauci, particularmente después de que desarrolló una enfermedad hepática y fue sometido a un trasplante en 2001. Posteriormente, el Dr. Fauci lo ayudó a participar en un ensayo con medicamentos experimentales que salvaron vidas.
El vínculo se fortaleció este año, cuando el Dr. Fauci se convirtió en la cara pública del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre la epidemia del coronavirus, lo cual provocó críticas en algunos sectores.
“Volvemos a ser amigos”, dijo Kramer en un correo electrónico al reportero John Leland de The New York Times, para un artículo publicado a fines de marzo. “Siento pena por el modo que lo están tratando. Le envié esto por correo electrónico, pero su respuesta de una línea fue, 'Agáchate'".
A su muerte, Kramer estaba trabajando en una obra de teatro centrada en la nueva epidemia. “Es sobre cómo los homosexuales han tenido que vivir tres plagas”, le dijo a Leland: el VIH / SIDA, el Covid-19 y la decaída del cuerpo humano. Una inevitabilidad que experimentó el año pasado, cuando se rompió una pierna al caerse en su apartamento. Tuvo que permanecer en el suelo durante horas, esperando a que un asistente llegara a su domicilio.
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