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22 de agosto de 2020

Como el Internet Está Cambiando la Experiencia del Destape

En todo el mundo, los homosexuales se franquean más pronto que antes.


Tom Daley, apoyado en sus almohadas de la Bandera de la Unión, estaba por fin dispuesto a destaparse. Mientras la cámara se movía a su alrededor, el entonces clavadista británico de 19 años, que el año anterior había ganado una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres, dijo a sus fanáticos que estaba listo para hablar sobre su vida privada, aunque el movimiento rápido de sus ojos parecían desmentir esa afirmación. Después de dos minutos de expectativa, fue al grano. “En la primavera de este año, mi vida cambió enormemente cuando conocí a alguien que me hizo sentir muy feliz y seguro”, confió. “Y todo se siente genial, y bueno que ese alguien —pausa larga, mirando a todos lados menos a la cámara— es un chico”.

Lo dijo a esa cámara en su habitación, y YouTube lo dijo a todos los demás. Hubo algunos comentarios desagradables, pero miles de extraños intervinieron para ofrecer felicitaciones, apoyo y, a veces, consultas un poco extrañas. "¿Soy solo yo o todos los gays son realmente guapos y atractivos?" se preguntó un espectador. Seis años después, el video ha sido visto más de 12 millones de veces. El Sr. Daley ahora está casado con ese "chico", Dustin Lance Black, un guionista. Tienen un hijo de dos años, Robbie.

Algunas personas lesbianas, gays, bisexuales o transgénero nunca les cuentan a sus amigos y familiares sobre este aspecto de sus identidades. Algunos no sienten la necesidad. En 2013, entrevistadores del Pew Research Center, un grupo de expertos, hablaron con una mujer estadounidense de 54 años sobre su bisexualidad. “Este no es un tema para discutir o contarle a nadie”, dijo. "Es una actividad, como jugar a los bolos o la jardinería".

Pero la mayoría quiere destaparse. El mismo estudio de Pew encontró que más de las tres cuartas partes de los hombres homosexuales estadounidenses habían confiado en todas o la mayoría de las personas importantes en sus vidas. Tan universal es ese primer momento de divulgación que varios idiomas usan variaciones de la misma frase. Coreanos, japoneses, franceses y españoles hablan de "salir del armario". Los chinos y rusos también toman prestada la metáfora inglesa del "armario", el lugar oscuro y constreñido del que se dice que emergen las personas LGBT. "Boys Like Us", un compendio de la experiencia del destape publicado en 1996, argumentó que éste era "el evento central en la vida de un hombre gay". Para muchos, todavía lo es. Una sexta parte de las llamadas a Switchboard, una línea telefónica de ayuda LGBT británica, conciernen a ese tema. Es la categoría más importante, según la línea.
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Sin embargo, aunque la metáfora permanece constante, el proceso está cambiando rápidamente gracias al internet. Se están produciendo dos grandes cambios. La gente está saliendo del armario, o destapándose, más temprano que nunca; y la puerta se está abriendo en una variedad cada vez más amplia de países. Sigue habiendo grandes disparidades: en los países liberales, tales declaraciones son aceptadas o incluso celebradas, como en el caso de Daley. Pero el sexo gay sigue siendo ilegal en 68 países, y las personas abiertamente LGBT a menudo se enfrentan al estigma o la violencia incluso donde no lo es. Las personas transgénero experimentan a menudo un prejuicio aún mayor y, por lo tanto, necesitan valentía adicional para decirles a los demás lo que sienten.

No obstante, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), un grupo de presión e influencia, tiene miembros en 164 países (comparado a ocho en 1978). “Eso significa que hay gente en esos países que está saliendo del armario”, dice André du Plessis, su director ejecutivo. "Estamos en todas partes. Ha sido un desenmascaramiento feliz, y a veces doloroso, de quiénes somos".

Ese desenmascaramiento ocurre en diferentes momentos. Aproximadamente cuatro de cada diez hombres homosexuales estadounidenses comienzan a cuestionar su sexualidad antes de dejar la escuela primaria, informa Pew. Otros solo se dan cuenta más tarde en sus vidas. Un puñado se destapan en los setenta. Pero los estadounidenses, en promedio, están saliendo del armario más temprano que en generaciones anteriores, principalmente en la adolescencia. En 2018, el Instituto Williams de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), descubrió que mientras que los entrevistados de 50 años solían revelar su sexualidad alrededor de los 26 años, los que actualmente están en la adolescencia y los tempranos 20's, ya lo habían hecho antes de cumplir los 17 años. Stonewall, una organización benéfica británica, encontró una división aún más marcada. Según una encuesta, que encargó en 2010, los jóvenes LGBT normalmente salían del armario a los 17, 20 años antes que el grupo de más edad.

Este cambio puede atribuirse, en parte, a un ablandamiento dramático de las actitudes públicas hacia las relaciones entre personas del mismo sexo. En 1987, más de la mitad de los estadounidenses pensaba que el sexo gay debería ser ilegal, según Gallup. Casi las tres cuartas partes de ellos, ahora, aprueban que sea legal. Personajes homosexuales aparecen con frecuencia en películas y en la televisión; y las bodas entre personas del mismo sexo son cada vez más comunes. Todo esto ayuda a los adolescentes a desarrollar la confianza necesaria para hablar con sus padres o amigos; ya que es más probable, como nunca antes, que ellos sean apoyados por quienes confían.

Pero antes de que los adolescentes comiencen a contarles a los demás sobre su sexualidad, tienen que ser sinceros consigo mismos. Ahí es donde la difusión del Internet marca una gran diferencia. Los niños que comienzan a preguntarse sobre su sexualidad, o género, pueden educarse rápidamente a sí mismos, y entre sí, en sus teléfonos inteligentes. Pueden acceder a información en cualquier momento, y de forma anónima, a diferencia de sacar un libro de la biblioteca, por ejemplo. YouTube alberga un vasto archivo de videos de autoayuda realizados por quienes se encuentran más adelantados en el mismo camino. Las redes sociales pueden conectar a los adolescentes con compañeros de sentimientos similares. Esto ayuda a explicar que, si bien el grupo de mayor edad - en el estudio de la UCLA - tardó seis años para poder identificarse como gay, lesbiana o bisexual después de sentir atracción por alguien del mismo sexo, la muestra más joven dio el salto en menos de la mitad de ese tiempo.

Quiero ser libre

Considere la experiencia de una niña de 14 años en Manhattan. Cuando comenzó a preguntarse sobre su sexualidad, buscó respuestas en el internet. Pasó mucho tiempo en Tumblr, una plataforma de blogs, antes de darse cuenta de que es asexual (es decir, que no siente atracción sexual por los demás). "Tumblr es donde descubrí la mayoría de las cosas", dice. "Hay un montón de activismo LGBT en todo Tumblr". Poco después de confirmar sus sospechas, decidió contárselo a su madre. "Le dije que lo había buscado y todo suena como yo". Un compañero de estudios de su escuela, un chico transgénero de 16 años, vio sus sentimientos reflejados en los videos publicados por Jazz Jennings, una adolescente trans que tiene 680.000 suscriptores en YouTube. Se lo dijo a sus padres unos años más tarde, una vez que estuvo seguro.

Algunos adolescentes usan el internet para probar sus nuevas identidades. Algunos, como el Sr. Daley, suben videos de presentación. Otros comparten noticias en redes sociales como Instagram. Un estudio realizado en 2014 por Stefanie Duguay, entonces de la Universidad Tecnológica de Queensland, encontró que más de un tercio de una muestra de 27 jóvenes británicos LGBT revelaron su interés en otras personas del mismo sexo en sus perfiles de Facebook. Tres escribieron entradas que anunciaban explícitamente su orientación sexual.

El internet es particularmente útil en partes del mundo que son menos amigables con los homosexuales. Un buen ejemplo es Colombia. A primera vista, parece bastante tolerante. El sexo gay fue despenalizado en 1981, 22 años antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos ordenara a estados como Texas que dejaran de prohibirlo. Los colombianos homosexuales pueden casarse y adoptar niños. Claudia López Hernández, la alcaldesa de su capital, Bogotá, es lesbiana.

Pero las actitudes sociales no han seguido el ritmo de la ley. La mayoría de los colombianos son católicos; muchos son socialmente conservadores. Las encuestas sugieren que desaprueban en gran medida que los homosexuales adopten niños, aunque empiezan a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Una encuesta de aproximadamente 5,000 colombianos LGBT, publicada a principios de este año por la UCLA, encontró que tres cuartas partes fueron acosados ​​cuando eran niños. Varios cientos informan haber sido atacados o agredidos sexualmente.

Como es de esperar, entonces, los colombianos están nerviosos de salir del armario. Aproximadamente, nueve de cada diez lesbianas y gays han confiado, al menos, en algunos familiares y amigos. Pero la mayoría no se lo dijo a nadie en la escuela secundaria, a pesar de que típicamente se dieran cuenta de que se sentían atraídos por alguien del mismo sexo alrededor de los 12 años. Más o menos al mismo tiempo que sus contrapartes estadounidenses. El internet les brinda a estos adolescentes la oportunidad de formar redes de apoyo digital, y comunidades en línea donde se sienten cómodos expresando sus identidades en desarrollo.

Por ejemplo, Emmanuel, un bogotano transgénero de 19 años. Después de ver un documental con sus padres sobre niños transgénero, les dijo que sentía lo mismo. "Dije 'mamá, papá, soy trans' y se enojaron", dice. “Me dijeron 'no, eso está mal, no debes pensar eso'”. Aún vive con sus padres. En la universidad, “tantea el terreno" con nuevos amigos cuando inicia conversaciones sobre la ganadora del concurso de belleza Miss Universo España de 2018, una mujer trans. "Dependiendo de sus reacciones, puede ser ‘si vas a saber o no vas a saber'". Él cree que se lo dice a uno de cada cinco.

Cuando está en línea, es una historia diferente. Comenzó a confiar sus sentimientos a extraños que conoció en Tumblr y Twitter, otras redes sociales, hace cinco años. Ha enviado mensajes a decenas de personas trans, y conversa regularmente con siete amigos, que viven principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. “Es una especie de grupo de apoyo”, dice. A pesar de que protege mucho su identidad en público, se abre al estar en línea. "Al menos, sé que tal vez al regresar a casa y encender mi computadora voy a ver a mis amigos. Son las personas que me llamarán por mi nombre, que me darán consejos sobre cómo afrontar situaciones. Eso ayuda mucho."

Covid-19 hace que el internet sea más crucial. Ha sido la única fuente de compañía con ideas afines para muchas personas LGBT atrapadas en el encierro. Eleanor Tiernan, una comediante irlandesa, bromeó: “Me destapé justo antes del encierro. De repente, era libre de ser quien realmente era ... pero solo mientras me quedara en mi habitación". Desde que la pandemia comenzó a extenderse en Colombia, Emmanuel ha estado encerrado en el pequeño apartamento de sus padres la mayor parte del tiempo. Como tiene más tiempo para las tareas domésticas, su madre, que todavía lo trata como a una mujer, le dice: "te estás poniendo como yo, preparándote para ser ama de casa". Sus amigos ofrecen el consuelo que tanto necesitan, charlando sobre los efectos de la pandemia en sus países y jugando juegos en línea.

Estas redes son aún más importantes en países donde el sexo gay es ilegal, como Kenia. El año pasado, el Tribunal Superior del país confirmó una ley de la época colonial que amenaza con una pena máxima de 14 años de cárcel por "conocimiento carnal contra el orden de la naturaleza". Los ministros afirman es una forma eficaz de frenar la epidemia de HIV en el país. Aunque los arrestos bajo esta ley son raros, los kenianos homosexuales a menudo son intimidados o acosados ​​por la policía. Las películas que representan personajes homosexuales están censuradas; las lesbianas son violadas por bandas de hombres, supuestamente para "corregir" su sexualidad. La represión es popular. En 2019, sólo el 14% de los kenianos creía que la homosexualidad era aceptable, en comparación con el 72% de los estadounidenses y el 86% de los británicos.

El armario es a veces la opción más segura. Becky Odhiambo Mududa, que ayuda a dirigir Nyarwek, una ONG de derechos de los homosexuales en la zona rural de Kenia, reconoce que solo entre 50 y 100 de sus 1.500 miembros se han abierto con todos sus conocidos. Ella estima que otros 300 o 400 se sienten cómodos diciéndole solo a personas LGBT. Aquellos que están abiertos se benefician de información actualizada sobre violencia homofóbica y represión policial, que los miembros comparten entre sí a través de un servicio de mensajería en línea.

Dado que es poco probable que los adolescentes de Kenia se encuentren con compañeros o modelos a seguir que sean abiertos sobre su homosexualidad, el internet juega un papel muy importante en la educación. Rose Ambasa, de 21 años, creció en un barrio pobre de Nairobi, la capital. No entendía lo que sentía por otras chicas, hasta que un día tomó prestado el teléfono inteligente de su hermano y buscó en Google "¿Quién es una lesbiana? ¿Qué hacen ellas?" “Llegué a aceptarme a mí misma”, dice. "Me ayudó tanto que se me quitó la depresión".

Algunos pasan años sin descubrir que no están solos. Pura, que ahora tiene 24 años, creció en un pueblo sin acceso al internet. Cuando se sintió atraída por una compañera de clase a los 14 años, no tenía forma de saber si los demás tenían esos sentimientos. “Estaba asustada”, dice ella. “Estaba tratando de quitármelo, simplemente orando a Dios para entender qué era. Solo quería ser una chica normal". Tan pronto como consiguió un teléfono inteligente, en su primera noche en la universidad cinco años después, buscó sí era posible enamorarse de otra chica. “Fue entonces que descubrí que sí, que podía ser." Al día siguiente, se lo confió a un compañera de clase, que se mostró comprensiva. Poco después, comenzó a salir con otra estudiante.

El internet también puede brindar esperanza, incluso a quienes se encuentran en las situaciones más sombrías. Delphine, de 21 años, fue violada por hombres locales cuando descubrieron que era lesbiana. Cuando quedó embarazada, su madre la obligó a abandonar el hogar familiar. Tres años después, está en una relación a largo plazo con otra mujer. Están juntas criando a su hijo. Encuentra inspiración para el futuro en YouTube, donde busca videos de ceremonias de bodas gay en otros países. “La gente lo aplaude”, dice con incredulidad. Probablemente ve dos bodas al día y comparte la alegría de las parejas. "Esperamos que algún día, cuando nuestro país lo permita, nos casemos", dice. "Hablamos de envejecer juntas".

No me detengas ahora

El papel cada vez más fundamental del internet tiene sus desventajas. Natasha Jones, quien dirige un programa de participación juvenil en el Gay Center en Manhattan, ha visto cosas buenas y malas. Muchos adolescentes solo se enteran de su programa en línea, luego vienen a hacer preguntas y a conocer a otros adolescentes antes de hablar con sus padres. Pero, dice, el internet puede ser una fuente de desinformación durante este período de formación. Las clases de salud sexual del centro a menudo necesitan contrarrestar los conceptos erróneos que los jóvenes han adquirido en línea, como que las lesbianas no pueden contraer infecciones de transmisión sexual, o que perder la virginidad debe ser doloroso. “Tenemos jóvenes que vienen aquí con las ideas más locas”, dice ella. "YouTube les ha enseñado, y eso es un hecho”, dicen algunos.

También da espacio para que los homófobos, y los trolls, abusen a los jóvenes que levantan sus cabeza por encima del parapeto. Peor aún, proporciona un foro para "destapes" involuntarios. En Kenia, rumores sobre la sexualidad de alguien se difunden rápidamente en las redes sociales. Varias de las personas apoyadas por Nyarwek fueron "sacadas del armario" de esta manera, por ex socios o amigos con agravios.

Pero los intolerantes, y la información poco fiable, existían mucho antes del internet. El hecho de que haga más visibles estas cosas no niega el papel positivo que, en gran medida, desempeña en la vida de las personas homosexuales. Con frecuencia, los estudios encuentran que las personas homosexuales sufren tasas más altas de depresión y ansiedad que los heterosexuales. "Tratar de mantener identidades en conflicto, o mentirse a uno mismo, provoca una tensión mental increíble", dice Du Plessis. Permitir que más personas sean honestas consigo mismas, y con los demás a una edad temprana, puede reducir esta tensión. Una mayor apertura también mejorará la salud sexual, lo que permitirá una mejor orientación de las medidas preventivas y el tratamiento del HIV, y otras infecciones de transmisión sexual.

El cambio hacia la transparencia también creará conciencia. En algunos países, los políticos populistas caricaturizan la homosexualidad como una importación occidental. J.M. Kariuki, nacionalista keniano, le gustaba llamarlo “ese vicio por el que los africanos no tenemos nombre”. Otros niegan su existencia. Ramzan Kadyrov, el jefe de la República de Chechenia, presuntamente ha presidido el secuestro, la tortura y el asesinato rutinario de hombres homosexuales. Niega eso, y en su lugar afirma: "No tenemos gays. Si hay alguno, llévenlo a Canadá". Al enfocar la atención en las poblaciones homosexuales nacionales, el internet hará que tales afirmaciones sean aún más risibles. “En nuestro trabajo de defensa, una pregunta que surge es '¿dónde están estas personas queer, existen estas personas queer?'”. 
Dice Caroline Mwochi, también de Nyarwek. “En realidad, al destaparse le ponen caras”.

Ser visible es la forma más segura de cambiar las actitudes sociales. El rápido aumento del apoyo a los derechos de los homosexuales en Estados Unidos, entre 1980 y 2000, siguió a un fuerte aumento en el número de estadounidenses que dijeron conocer a un familiar, amigo o colega homosexual. En 1985, sólo un poco más de una quinta parte lo hizo; ahora el 87% lo hace. “Hemos visto, a lo largo de las décadas, que así es cómo se puede producir el cambio en el corazón y la mente de las personas”, dice Du Plessis. “La gente a menudo tiene una reacción instintiva. Pero cuando lo llevas a un nivel personal, se vuelve real: esta es tu hija, tu tía, tu ministro, tu colega”. A medida que salir del armario se extienda por todo el mundo, la tolerancia probablemente también lo hará.


Pura, por ejemplo, no va a esperar. Ahora que ha salido del armario, envía mensajes regularmente a sus amigos en línea para concertar una cita en un bar gay en el centro de Nairobi. En una salida, antes que tuvieran que atrincherarse por la pandemia, un letrero de neón intermitente marcaba una entrada, en una calle bulliciosa llena de minibuses estropeados echando vapores malolientes. En el interior, dos mujeres jóvenes se juntaron en la pista de baile, justo cuando uno de los autobuses tocaba su bocina. Otra mujer entretejió una cinta arco iris en sus trenzas. Pura y sus amigos compartieron cervezas y chismes. No se arrepiente de haberse destapado. Aunque ha enfrentado discriminación cuando busca trabajo, su madre la sorprendió al aceptar "bastante tranquila” su decisión. Está segura de que un día conocerá a otra mujer y se casarán. Mientras tanto, dice: "Me siento bien siendo quien soy".


Tomado del artículo "Queer, allí y en todas partes”. 

Traducido por Oliverio Funes Leal.