Escarbando en una caja de cartón maltrecha por el tiempo, casi olvidada por mí, encontré este pequeño volumen de poesías de amor hispanoamericanas coleccionadas por Mario Benedetti, y publicado por el Instituto del Libro de La Habana en 1969. Unos cuarenta años después de haberlo comprado en una librería de arquitectura modernista, pero con aires de refugio antiaéreo, a un costado de la Universidad habanera, todavía disfruto cuando lo hojeo y redescubro las joyas verdaderas y – ¡por qué no! – también las caras baratijas amorosas de nuestros inspirados poetas que fueron compiladas, con tanta gracia, por el reconocido intelectual uruguayo. Según la información en el interior del libro, la portada y el diseño general estuvo a cargo de Cecilia Guerra, quien se inspiró en viñetas románticas de P. Humann y P. Grot Johann. Pero es evidente que hay influencia del Pop Art norteamericano, en boga a nivel mundial en aquel entonces. No creo que nadie, ni institución alguna, se moleste a estas alturas por brindarle algunos poemas, escogidos arbitrariamente por mí, de esta selección de Benedetti.
Pero antes, lea cuan sensible y balanceadamente Benedetti analiza y prologa su hermosa colección de poemas amorosos hispanoamericanos.
POESÍAS DE AMOR HIPANOAMERICANAS
Prólogo
Este volumen no aspira a ser una antología sino una mera muestra de la poesía amorosa escrita por autores hispanoamericanos. Para ser estrictamente una antología, debería haberse apoyado en un criterio más riguroso, en una inexpugnable calidad literaria. Me apresuro a reconocer que la presente selección incluye poemas a los que resulta difícil rescatar de una peligrosa vecindad con la cursilería. Sin embargo, en una zona tan particular de las letras hispanoamericanas como la del amor en verso, esa proximidad es poco menos que inevitable. La verdad es que si nos alejamos demasiado de semejante linde, corremos el riesgo de caer en la Academia, zona donde el amor raras veces se instala. Es probable que una antología de tomo y lomo excluyera muchos de esos poemas, sonoros como tormentas, exagerados como frutas de trópico, que toman por sorpresa al lector (y sobre todo a la lectora) adolescente de todas las épocas, y que luego la memoria se resiste a tirar por la borda. Pero seamos francos con nosotros mismos: sin tales poemas, ¿valdría la pena esta reunión de amores?
Después de todo, la tradición oral también va haciendo su antología. En cada etapa, hay siempre muchos poetas que decoran o hieren, que lloran o festejan la extraterritorialidad de su amor. Sin embargo, las sucesivas promociones de lectores solo recuerdan a unos pocos; alguna apelación (oscura o palmaria, pero siempre decisiva) habrán hecho esos pocos a la sensibilidad de tales lectores para que tal rescate se produzca. Esta selección intenta, por una parte, respetar la capacidad selectiva del oído popular, y, por otra, (particularmente, en lo que atañe a los poetas de las últimas y penúltimas jornadas) proponer una serie de poemas actuales que, mediante un nuevo lenguaje, mediante nuevos modos de asumir no sólo el amor sino también una realidad que incluye el amor, parecen especialmente aptos para continuar una línea poética que siempre ha tenido amplia resonancia en nuestra América.
Mario Benedetti.
A continuación, una muestra mórbida-humorosa seleccionada por Benedetti.
SONETO DE TUS VÍCERAS
Baldomero Fernández Moreno, poeta argentino
Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus víceras a besos,
vivir dentro de tí con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.
Baldomero Fernández Moreno, poeta argentino
Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus víceras a besos,
vivir dentro de tí con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.